¿QUIÉN puede orar? Todos podemos orar. No necesita un pastor o líder espiritual que ore por usted. Dios quiere que ores y le lleves personalmente tus peticiones. La oración no tiene fórmula. No es necesario hacerlo perfectamente usando palabras o frases particulares para que Dios las escuche o responda. Dios no solo escucha tus palabras sino también tu corazón y emociones.
¿A quién oramos? Oramos a Dios (Col. 1:3). Orar a Dios Padre (Ro. 8:15; Gá. 4:6) honra la fidelidad de Cristo y la sangre derramada que nos ha dado acceso libre, audaz y confiado al Padre (Efe. 2:18; 3:12,14).
¿Por quién oramos? Oramos por todas las personas (1 Tim. 2:1). Oramos por la salvación de los incrédulos (Romanos 10:1). Oramos por las necesidades de los creyentes (Efesios 6:18). Y se nos enseña a orar específicamente por los líderes del gobierno (1 Tim. 2:2).
¿POR QUÉ oramos? Oramos por todo. Cualquier necesidad espiritual (Colosenses 1:9-11) o física (Romanos 1:9-10; Fil. 1:19) es motivo de oración. Damos gracias por todas las cosas (Efesios 5:20) y llevamos cada petición a Dios (Fil. 4:6). Y debemos orar y agradecer a Dios por nuestra comida (1 Tim. 4:4-5).
¿CUÁNDO oramos? Oramos “siempre” (Efesios 6:18) y “sin cesar” (1 Tes. 5:17), lo que significa orar en cualquier momento y tener una conversación fiel y continua con Dios. Oramos cuando estamos ansiosos (Fil. 4:6-7), cuando necesitamos la intervención de Dios (2 Cor. 12:7-8) y en toda circunstancia (1 Tes. 5:18).
¿DÓNDE oramos? Oramos en cualquier lugar y en todas partes. No sólo oramos en la iglesia. “Orar siempre” (Efesios 6:18) significa orar dondequiera que estemos, en público o en privado. Siempre podemos orar en cualquier lugar dentro de la tranquilidad de nuestros corazones y pensamientos.
¿CÓMO oramos? Oramos con espíritu de acción de gracias y alabanza a Dios (1 Tes. 1:2; Ef. 3:21). Tampoco se requiere una posición para la oración. La Biblia menciona diferentes posiciones de oración (Efesios 3:14; 1 Timoteo 2:8), pero ninguna de ellas prescribe cómo debemos hacerlo siempre.
¿POR QUÉ oramos? Oramos porque Dios nos dice que oremos en Su Palabra (Col. 4:2). Oramos porque Dios es capaz (Efesios 3:20), y el Dios que contesta la oración puede cambiar las cosas según Su voluntad. Oramos porque nos acerca a Dios y aumenta nuestra fe en Él y nuestro amor por los demás. Oramos porque nos cambia.