La mayoría de nosotros estamos familiarizados con la frase: “No me creerías si te lo dijera”. En realidad, hay varios ejemplos en las Escrituras en que ocurre algo muy similar. El profeta Habacuc le declaró a Israel que Dios iba a levantar a los terriblemente violentos caldeos para saquear la tierra. Pero su explicación incluyó, “… porque yo haré en sus días, algo que aún si se los contara, no lo creerían” (Habacuc 1: 5).
Aprendemos de Mateo 13: 3 que el Señor Jesús “… les habló muchas cosas en parábolas”. Una parábola es una semejanza o comparación, pero la raíz de la palabra significa poner a un lado. En ese punto del ministerio de nuestro Señor, era aparente que la nación de Israel lo rechazaba en gran medida como su Mesías y Rey. Por lo tanto, en el futuro, excepto cuando habla con Sus apóstoles, Él casi siempre se dirige a las masas en parábolas. En efecto, se alejaba del ministerio agresivo de la nación para enfocar su tiempo y atención en preparar al “pequeño rebaño” de creyentes para el ministerio futuro después de su partida. Pero, mientras se aleja de Israel como un todo, envió a aquellos que no responderían a Él con fe, una serie de parábolas. Hacemos bien en comprender completamente que estas parábolas NO deben revelar verdades espirituales o hacerlas más fáciles de entender. Era para ocultar las verdades espirituales y hacer más difícil para sus enemigos organizar otros ataques en su contra. Mateo 13: 13-15 deja esto muy claro cuando Cristo les explica a Sus discípulos por qué ahora hablaba en parábolas, “porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni tampoco entienden … porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible, y con los oídos han oído torpemente. Han cerrado sus ojos…”
Siempre es algo serio y peligroso tener el privilegio de estar expuesto a la verdad espiritual, y luego negarse a responder como el Señor quiere que respondamos. El propósito divino de Dios al dar la verdad divina es poder cambiarnos o transformarnos para mejorar. Esto es cierto para los perdidos que necesitan responder al evangelio y ser salvados del castigo eterno a través de la fe. Pero es igualmente cierto para los creyentes que deben permitir que la Palabra de Dios cambie su camino diario. ¿Hay alguna área en tu vida donde el Señor te haya mostrado su voluntad y no hayas cambiado? Este es el momento de rendirse a su voluntad.