Se fuerte – Efesios 6:10

Hubo una vez un joven que estaba a la sombra de un gran líder. Cuando ese líder falleció, le tocó a su joven aprendiz tomar las riendas del liderazgo. Mientras lo hacía, comprensiblemente se enfrentó a sus circunstancias con una cierta cantidad de dudas y temores. Entonces, alguien lo animó a ser fuerte y mostrar coraje porque Dios lo habilitaría. El líder era Moisés, su aprendiz era Josué, y el que lo alentaba era el Señor mismo (Josué 1:1-9).

Del mismo modo, Dios desafía a los creyentes en la Dispensación de la Gracia a ser fuertes. Pablo les dijo a los creyentes de la gracia: “estén firmes en la fe; sean valientes y esfuércense” (1 Corintios 16:13) y “… fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza” (Efesios 6:10).  No debemos encogernos de miedo ni rendirnos a Satanás que está librando una guerra espiritual contra nosotros. ¡Debemos ser fuertes! Podemos hacerlo recordando que el poder de Dios está disponible para nosotros. Pablo oró para que los santos comprendieran “…la inmensurable grandeza de su poder para con nosotros los que creemos…” (Efesios 1:19). El Señor nos ofrece Su poder, y quiere que lo tengamos. ¡Créelo! Accede al poder de Dios “… por su Espíritu en el hombre interior” (Efesios 3:16). Nunca podremos triunfar sobre Satanás con nuestras propias fuerzas, pero podemos encontrar la victoria cuando permitimos que el poder de Dios fluya en nuestras vidas, en nuestro hombre interior. ¡Alimenta a tu “hombre nuevo” interior en Cristo! Nuestro hombre interior está empoderado al equiparnos con “toda la armadura de Dios” (Efesios 6:11). Esto se puede resumir al elegir tener una caminata diaria consistente, teniendo la veracidad y el comportamiento justo como nuestros estándares (vs.14), estando siempre preparados para dar el evangelio (vs.15), protegiendo nuestras mentes a través de una fe inamovible en la Palabra de Dios (vs.16), viviendo en la confianza de nuestra victoria eterna (vs.17), usando las Escrituras para cortar las mentiras de Satanás (vs.17), y siendo constantes en la oración (vs.18). ¡Debes estar atento y vestirte con ropa que te permita tener la victoria en tu vida diaria! La admonición de Pablo es esta: “… y, después de haberlo logrado todo… permanezcan, pues, firmes…” (Efesios 6:13-14). ¿Has hecho todo lo que necesitas hacer para salir victorioso hoy? ¿Recuerdas constantemente que el poder de Dios está disponible para ti? ¿Has estado fortaleciendo espiritualmente a tu hombre interior? ¿Equiparás consistentemente a tu alma con toda la armadura de Dios? ¡Sé fuerte, creyente! Dios te capacitará si lo buscas a Él por Su poder para vencer cualquier cosa que enfrentas hoy.

Be Strong – Ephesians 6:10

There was once a young man who stood in the shadow of a great leader. When that leader passed away, it fell to his young apprentice to pick up the reins of leadership. As he did so, he understandably faced his circumstances with a certain amount of doubts and fears. Then, someone encouraged him to be strong and exhibit courage because God would enable him. The leader was Moses, his apprentice was Joshua, and the encourager was the Lord Himself (Joshua 1:1-9).

Likewise, God challenges believers in the Dispensation of Grace to be strong. Paul told grace believers, “…quit (or act manly) you like men, be strong” (I Corinthians 16:13) and to “…be strong in the Lord, and in the power of His might” (Ephesians 6:10). We must not cower in fear of, nor surrender to, Satan who is waging spiritual warfare against us. We must be strong! We can do so by remembering God’s power is available to us. Paul prayed that the saints would comprehend “…the exceeding greatness of His power (that is available) to us-ward who believe…” (Ephesians 1:19). The Lord offers us His power, and He wants us to have it. Believe it! Access God’s power “…by His Spirit in the inner man” (Ephesians 3:16). We can never triumph over Satan in our own strength, but we can find victory when we allow God’s power to flow in our lives, in our inner man. Nourish your inner “new man” in Christ! Our inner man is empowered by equipping ourselves with “the whole armour of God” (Ephesians 6:11). This can be summarized by choosing to have a consistent daily walk in: truthfulness and righteous behavior as our standard (vs. 14), always being prepared to give the gospel (vs. 15), protecting our minds through an unmovable faith in God’s Word (vs. 16), living in the confidence of our eternal victory (vs. 17), using the Scriptures to slice through Satan’s lies (vs. 17), and being constant in prayer (vs. 18). Be vigilant in clothing yourself with apparel that enables you to have victory in your daily life!

Paul’s admonition is this: “…and having done all to stand, stand therefore…” (Ephesians 6:13-14). Have you done all you need to do to stand victorious today? Are you remembering that God’s power is available to you? Have you been spiritually strengthening your inner man? Will you consistently equip your soul with the whole armor of God? Be strong, believer! God will enable you if you look to Him for His power to overcome whatever you face today.


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"We welcome you, as you journey with us..., to not only learn information, but to benefit from examples of faith and failure, and seek to apply God’s Word to every day life. Together, let’s transition from only studying theories of doctrine, to applying God’s truths in a practical way every day. May God use these studies to help you find daily transformation."


La cruz de Cristo

Quizás estás leyendo estas líneas pero no tienes una relación personal con Jesucristo. ¡Queremos que sepas que la vida comienza en el Calvario! Para ilustrar consideremos por un momento la viga vertical de la Cruz. Representa el camino a través del cual se puede restaurar la relación rota entre Dios y el pecador. El camino es el Señor Jesucristo. El Salvador mismo dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).

En el fondo de vuestros corazones sabéis que no estáis bien con Dios. ¡El pecado te ha separado del Santo del Cielo y ha hecho un desastre en tu vida! Te ha dejado viviendo con miedo a la muerte y al juicio venidero. ¡Lo sé, he estado allí! La salvación no se encuentra en lo que puedes hacer para hacerte aceptable a Dios, sino en lo que Él ya ha hecho por ti en el Calvario.

La única manera de restaurar tu relación rota con Dios es creer que Cristo murió por tus pecados, fue sepultado y resucitó al tercer día (I Corintios 15:3,4). Como dice la canción, “Cuando Él estaba en la Cruz, tú estabas en Su mente”. En el momento en que pongas tu fe en la obra terminada de Cristo, serás perdonado de todos tus pecados: pasados, presentes y futuros. Tenga en cuenta, también, que el día que Cristo murió, todos sus pecados aún estaban en el futuro.

¡Nada en esta vida es gratis, alguien pagó por ello! Esto también es cierto de la provisión de salvación de Dios; Cristo pagó por ello con Su sangre preciosa. Hoy, Dios ofrece la salvación como un regalo gratuito a todos los que depositan su confianza en Su Hijo. Cuando crees en el evangelio, la carga de tus pecados será levantada. Por primera vez en tu vida experimentarás “paz con Dios” por medio de nuestro Señor Jesucristo (Rom. 5:1). Una vez que se establece esta relación, es permanente porque estás sellado por el Espíritu Santo hasta la redención de la posesión adquirida (Efesios 1:13,14).

Podríamos comparar la viga horizontal de la Cruz con nuestra relación con quienes nos rodean. Nuestras vidas tocan la vida de los demás. Dios tiene creyentes en todos los ámbitos de la vida para que aquellos que todavía están fuera de Cristo puedan tener la oportunidad de escuchar las buenas nuevas. Esta viga horizontal también representa la importancia de llegar a nuestros hermanos y hermanas en Cristo que aún no han visto la revelación del Misterio (Rom. 16:25; Ef. 3:8,9), lo que plantea una pregunta importante: ¿cuándo fue la última vez que compartiste el evangelio de Pablo con un amigo cristiano?

Miembros de su cuerpo – Efesios 5:30

El 25 de septiembre de 2016, el golfista Arnold Palmer falleció. La reacción brotó de aquellos que lo conocieron personalmente, y de aquellos que lo admiraban desde la distancia. En general se acepta que Palmer hizo más para popularizar el deporte del golf que cualquier otra persona en la historia. Alguien dijo: “Es la figura que define el golf”. Su identidad estaba tan entrelazada con el golf que apenas se podía pensar en el juego sin pensar también en Arnold Palmer.

En un plano mucho más elevado y noble, todos los que han confiado en la obra terminada de Cristo solo para la vida eterna se han unido indeleblemente al Salvador. El apóstol Pablo lo describió de esta manera: “Porque somos miembros de su cuerpo” (Efesios 5:30). Convertirse espiritualmente en parte de Su cuerpo nos habla de varias cosas. Está asociado con el perdón de nuestros pecados. Cuando Dios el Padre nos ve ahora, incluso en nuestras imperfecciones actuales, solo ve a su Hijo y nuestro caminar junto a Cristo. II Corintios 5:21 lo explica de esta manera: “… fuéramos hechos justicia de Dios en él”. Nuestra unión espiritual con la carne y los huesos de Cristo está asociada con nuestra seguridad eterna. Ninguno de nosotros puede imaginarse si quiera perder un ojo, una pierna, un brazo, los dedos o una oreja. Podríamos decir: “Estoy apegado a esas cosas y planeo guardarlas”. De manera similar, nuestra conexión con el Señor Jesucristo es tan puramente cercana e íntima que Él no nos apartará de Su cuerpo. Él está apegado a nosotros y nosotros a Él en una unidad eterna. Gracias a Dios nada puede separarnos de él. No importa lo que digamos, hagamos, pensemos o incluso si descuidamos a Cristo, todavía somos parte de él. Ser miembros de Su carne y huesos implica una identificación cercana. Es como un niño siendo adoptado en una familia. A ese niño se le da un hogar, amor, provisiones diarias, seguridad y un nombre que lo identifica completamente con los que le dieron tanto. Los cristianos hemos recibido todas estas cosas en el reino espiritual porque estamos estrechamente identificados con Cristo. No hay una relación más cercana, más pura o más valiosa que la conexión que los cristianos tienen con su Salvador.

Más allá de regocijarse en esta verdad, hay una aplicación práctica que debes recordar. Donde sea que vayamos, y hagamos lo que hagamos, Cristo está con nosotros siempre. Por lo tanto, debemos tener como objetivo abstenernos de los comportamientos pecaminosos y debemos andar de forma digna para Él.

Members of His Flesh – Ephesians 5:30

On September 25th, 2016, golfer Arnold Palmer passed away. Reaction poured in from those who knew him personally, and from those who admired him from a distance. It is generally accepted that Palmer did more to popularize the sport of golf than anyone else in history. Someone said, “He’s the defining figure in golf.” His identity was so intertwined with golf that one could scarcely think of the game without also thinking of Arnold Palmer.

On a much higher and nobler plain, all who have trusted in the finished work of Christ alone for eternal life have become indelibly linked with the Savior. The Apostle Paul described it this way: “For we are members of His body, of His flesh, and of His bones” (Ephesians 5:30). Becoming spiritually part of His flesh and bones speaks to several things. It is associated with our forgiveness of sins. When God the Father see us now, even in our present imperfections, He sees only His Son and our righteous standing in Christ. Second Corinthians 5:21 explains, we have been “…made the righteousness of God in Him.” Our spiritual union with the flesh and bones of Christ is associated with our eternal security. None us can hardly imagine losing an eye, a leg, an arm, fingers, or an ear. We might say, “I’m attached to those things and plan to keep them.” Similarly, our connection with the Lord Jesus Christ is so purely close and intimate that He will not sever us from His body. He is attached to us and we to Him in an eternal oneness. Thank God nothing can separate us from Him. No matter what we say, do, think or even if we neglect Christ, we are still part of Him. Being members of His flesh and bones implies a close identification. It’s like a child being adopted into a family. That child is given a home, love, daily provisions, security, and a name that completely identifies him with the ones who gave him so much. Christians were given these many things in the spiritual realm because we are so closely identified with Christ. There is no closer, purer, or more valuable relationship than the connection that Christians have with their Savior.

Beyond rejoicing in this truth, there is a practical application to remember. Wherever we go, and whatever we do, Christ is with us always. Therefore, we must purpose today to abstain from sinful behavior and walk worthy of Him.


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Seguridad personal en una era atómica

La bomba de neutrones, nos dicen, no destruirá edificios, sino que destruirá toda forma de vida, penetrando fácilmente paredes de concreto de un metro de espesor. ¡Sin embargo, también se nos aconseja que construyamos refugios antiaéreos para nuestra seguridad y la de nuestras familias! Estos se pueden erigir por solo unos pocos cientos de dólares, ¡obviamente no con paredes de un metro de espesor!

Como bien dijo una vez el general MacArthur: “No hay seguridad en esta tierra”. Ningún hombre puede contar con la seguridad física, por la sencilla razón de que, además de las bombas y los rayos mortíferos, “está establecido que los hombres mueran una sola vez” (Heb. 9:27). En el momento en que nacemos comenzamos la carrera con la muerte, y la muerte siempre gana finalmente.

Pero la seguridad física no es lo más importante de todos modos. No es tanto la muerte lo que los hombres temen como el pensamiento de que la muerte pueda llevarlos a la presencia de Dios (Heb. 9:27; Rom. 14:12).

Pero incluso esto no debe ser temido si tenemos “paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Rom. 5:1). El apóstol Pablo, una vez un fariseo, llegó a confiar en el Cristo que había perseguido y ahora proclamaba:

“Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” (I Tim. 1:15).

Habiendo sido así salvado del pecado por la fe en Cristo, no temía a la muerte. De hecho, pudo decir: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” y “partir y estar con Cristo… es mucho mejor” (Filipenses 1:21,23).

¿Por qué, entonces, los cristianos deberíamos temblar de miedo ante aquellas cosas que son tan aterradoras para los demás? Nuestro Señor dijo a sus discípulos: “Os digo, amigos míos, que no temáis a los que matan el cuerpo, y después de eso no tienen más que hacer” (Lucas 12:4). No, el verdadero creyente no necesita temer, porque está seguro en Cristo, no solo en esta vida, sino para siempre. “El que cree en el Hijo [de Dios] tiene VIDA ETERNA” (Juan 3:36).

Entendiendo la voluntad de Dios – Efesios 5:17

¿Esto te es familiar? No puedes encontrar tus llaves, así que estás seguro de que alguien debe haberlas movido o escondido en alguna parte. Entonces, tu esposa las encuentra de inmediato, porque literalmente estaban frente a ti. Tu cerebro simplemente no lo procesó.

Tristemente, muchos ven la voluntad de Dios como un secreto oscuro y oculto o un enigma que debemos resolver. Pero no es ninguno. Dios quiere que sepas, entiendas y sigas Su voluntad con gran certeza. Además, su voluntad está a la vista, justo en frente de nosotros. Es por eso que Pablo nos dice dos cosas importantes acerca de la voluntad de Dios en el capítulo cinco de Efesios. Primero, Pablo escribe: “Por tanto, no sean insensatos sino comprendan cuál es la voluntad del Señor” (Efesios 5:17). En otras palabras, ¡cualquier santo puede entender absolutamente la voluntad de Dios con certeza! En segundo lugar, ¡la voluntad de Dios es demostrable! Las instrucciones de Pablo a los santos en Efesios eran continuamente probar “lo que es agradable al Señor” (Efesios 5:10). Eso significa que encontrar la voluntad de Dios NO es un “sentimiento” subjetivo o un consejo potencialmente errante; ni está interpretando nuestras circunstancias como su voluntad. Nadie puede “probar” que tales cosas sean la voluntad de Dios, a pesar de que muchos hacen tales afirmaciones. La única forma genuina, confiable e innegable de probar la voluntad de Dios es encontrar Sus instrucciones claras e inequívocas en Su Palabra.

Aquí hay un proyecto que vale la pena considerar: acumula una lista de versículos de las epístolas de Pablo que identifiquen claramente la voluntad de Dios para cada creyente. Por ejemplo, es su voluntad que las personas “estén siempre gozosos”, “oren sin cesar”, “den gracias en todo”, “no apaguen el Espíritu” y “apártense de toda apariencia de maldad” (I Tesalonicenses 5:16-22). De Tito sabemos que Dios quiere que nos neguemos a nosotros mismos los deseos mundanos, vivamos “como es digno” (2:12) y mantengamos nuestras obras “firmes en el Señor” (3:8). Sabemos por Efesios que la voluntad de Dios nos indica que debemos esforzarnos en mantener la unidad con otros creyentes (4:3) y que debemos perdonar sus errores (4:32). Nunca debemos permitirnos ningún tipo de inmoralidad (5:3); debemos vivir usando nuestro tiempo sabiamente y ser controlados por el Espíritu (Efesios 5:15-18). Puedes hacer tu propia lista más completa. El conocimiento de la voluntad de Dios está justo en frente de nosotros. Al recordar los principios bíblicos inconfundibles del apóstol Pablo, podemos comprender fácilmente cuál es la voluntad de Dios para nuestras vidas, probar que así es, y luego avanzar con verdadera confianza. Cualesquiera que sean las decisiones que consideres, ponlas a prueba con la Palabra de Dios.

Understanding God’s Will – Ephesians 5:17

Does this sound familiar? You can’t find your keys, so you’re sure someone must have moved or hidden them somewhere. Then, your wife finds them immediately, because they were literally right in front of you. Your brain just didn’t process it.

Sadly, many view the will of God as a dark, hidden secret or a riddle we must solve. But it is neither. God wants you to know, understand, and follow His will with great certainty. Moreover, His will is in plain sight, right in front of us. That’s why Paul tells us two important things about the will of God in Ephesians Chapter Five. First, Paul writes, “Wherefore be ye not unwise, but understanding what the will of the Lord is” (Ephesians 5:17). In other words, any saint can absolutely understand the will of God with certainty! Secondly, God’s will is provable! Paul’s instructions to the saints at Ephesus were to continually prove “what is acceptable unto the Lord” (Ephesians 5:10). That means that finding God’s will is NOT a subjective “feeling” or potentially errant advice; nor is it interpreting our circumstances as His will. No one can “prove” such things to be God’s will, even though many make such claims. The only genuine, reliable, undeniable way to prove God’s will is to find His clear and unmistakable instructions in His Word.

Here’s a worthwhile project to consider: accumulate a list of verses from Paul’s epistles that clearly identify God’s will for every believer. For instance, it is His will for us to constantly “rejoice,” “pray without ceasing,” “in everything give thanks,” “quench not the Spirit,” and “abstain from all appearance of evil,” (I Thessalonians 5:16-22). From Titus we know God wants us to deny ourselves “worldly lusts,” live “righteously” (2:12), and “be careful to maintain good works” (3:8). We know from Ephesians it is God’s will for us to endeavor to maintain unity with other believers (4:3) and forgive their wrongs (4:32). We are never to allow ourselves any kind of immorality (5:3); but we are to live “circumspectly”, use our time wisely, and be controlled by the Spirit (Ephesians 5:15-18). You can make your own, more complete, list.

The knowledge of God’s will is right in front of us. By remembering unmistakable biblical principles from the Apostle Paul, we can readily understand what God’s will is for our lives, prove it to be so, and then go forward in genuine confidence. Whatever decisions you may consider, put it to the test of God’s Word.


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Las mayorías a menudo se equivocan

Cuando San Pablo estuvo en Éfeso, su proclamación del evangelio causó tal revuelo que los fabricantes de ídolos, que estaban perdiendo dinero, protestaron hasta que “toda la ciudad se llenó de confusión”. Pronto alguien comenzó a cantar: “¡Grande es Diana de los Efesios!” Otros se unieron y el coro creció hasta que “todos a una voz por espacio de dos horas gritaron: ¡Grande es Diana de los Efesios!” (Hechos 19:34), y el escribano, refiriéndose a la religión que rodeaba a esta diosa pagana, dijo confiadamente: “Estas cosas no pueden ser contradichas” (Ver .36).

Pero más tarde, en Roma, el Apóstol fue informado, con referencia a los que habían aceptado las verdades que había estado proclamando: “En cuanto a esta secta, sabemos que en todas partes se habla contra ella” (Hechos 28:22).

Nos preguntamos de qué lado preferirían estar ahora nuestros lectores: el de la multitud supersticiosa o el de la minoría que deposita su fe en la Biblia.

Millones adoraron a la diosa Diana desde mil años antes de Cristo hasta dos siglos después, pero ¿quién la conoce hoy? ¿Dónde está la evidencia de todos los milagros que se supone que ha obrado? Su gloria es poco más que un recuerdo y la religión que giraba en torno a su nombre es cosa del pasado.

Pero la Biblia, durante todos estos siglos y más, ha permanecido inmutable e inalterable. Ha capeado, no escasamente, sino generosamente, todas las tormentas de la crítica y la oposición, y ha demostrado ser verdaderamente la Palabra de Dios. Lean la Biblia y especialmente aquella parte que está particularmente destinada a nosotros hoy: las Epístolas de Pablo. Confíe en ello, actúe en consecuencia y no dude en defenderlo, incluso cuando sea una minoría, porque en lo que respecta a las verdades más vitales, la mayoría generalmente se ha equivocado.