Cuando era joven, uno de mis trabajos en el verano era recoger cardos del pasto. Estas malas hierbas son muy espinosas, por lo que no podría simplemente tirar de ellas. En cambio, las desenterraba por la raíz con una pala, las cargaba en la camioneta con una horquilla, las llevaba lejos, las rociaba con gasolina y las quemaba. Con tantos cardos en la pila, era un espectáculo verlos arder mientras el humo negro se elevaba.
El Libro de Hebreos fue escrito como una advertencia a los judíos en la era de los Hechos acerca del “juicio eterno” (Hebreos 6: 2). Cuando el autor hizo un llamado a sus hermanos judíos para que aceptaran por completo la fe en Cristo y permanecieran fieles, usó una ilustración de la tierra bebiendo bajo la lluvia para producir buenas hierbas. Luego dice: “Pero la que produce espinos y abrojos es desechada, está cercana a la maldición y su fin es ser quemada”(Hebreos 6:8). Estas palabras son una referencia directa a lo que les sucederá a todas las almas perdidas en el juicio eterno. En Mateo 13:37-43, el Señor Jesucristo describió a las almas perdidas como “la cizaña”, una mala cosecha, “el fin del mundo; y los segadores son los ángeles.” ” La cizaña es recogida y quemada en el fuego … y los echará en un horno de fuego; Allí habrá llanto y crujir de dientes” Mateo 13:49-50 confirma este proceso diciendo: Así será el fin del mundo: Saldrán los ángeles y apartarán a los malos de entre los justos, 50 y los echarán en el horno de fuego. Allí habrá llanto y crujir de dientes”. Nunca habrá ningún indulto para aquellos que sufren el castigo eterno. El Salvador advirtió que, en el infierno, “el fuego no se apaga [o nunca se apagará]” (Marcos 9:48), y los que están allí recibirán “tormentos” constantes (Lucas 16: 23-24). Todas las almas perdidas serán “atormentadas con fuego y azufre … y el humo del tormento de ellos sube para siempre … y no tienen descanso ni de día ni de noche” (Apocalipsis 14: 10-11).
Estas advertencias descriptivas pretenden hacer que las almas perdidas confíen solo en Cristo y motivar a los salvados a compartir urgentemente el evangelio que puede evitarle este terrible destino a los demás. Si nunca has confiado en Cristo aparte de todos los trabajos, hazlo ahora mismo. Si conoces a Cristo como Salvador, comparte el Evangelio con alguien hoy.