Pablo y sus buenas noticias

by Pastor Cornelius R. Stam

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San Pablo abre su Epístola a los Romanos declarando que ha sido “apartado para el evangelio [buenas nuevas] de Dios” (1:1). Esto concuerda con Gálatas 1:15,16, donde dice:

“Agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí…”

El último libro de la Biblia habla de la venidera “revelación de Jesucristo” en gloria, para juzgar al mundo y reinar sobre la tierra, pero aquí en Gálatas tenemos “la revelación de Jesucristo” en Pablo, el primero de los pecadores, salvo por gracia. La salvación de Pablo, el una vez líder la rebelión del mundo contra Cristo, indicó la disposición de Dios, sí Su deseo, de salvar a los pecadores. Por tanto, convenía que Dios lo escogiera como apóstol de su gracia, dando a conocer la buena nueva “a todas las naciones para la obediencia a la fe”.

Sin embargo, no supongamos que el evangelio de Pablo se refería solo a él o a la gracia de Dios para él. Aparte del pago de Cristo por el pecado en el Calvario, Dios no podría haber salvado a Pablo con justicia, ni a ninguno de nosotros. Así continúa el Apóstol, en Romanos 1, explicando que esta buena nueva que Dios le ha enviado a proclamar es “acerca de su Hijo, Jesucristo nuestro Señor” (1,3).

A lo largo de las epístolas de Pablo, él proclama la salvación por gracia, sobre la base de la obra consumada de redención de Cristo:

“Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Rom. 3:24).

“Quien fue entregado por nuestras transgresiones y resucitado para nuestra justificación. Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (4:25; 5:1).

“Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia, para que… la gracia reine por la justicia, para vida eterna por Jesucristo Señor nuestro” (5:20,21).

Entonces, el mensaje de salvación por gracia es esencialmente buenas nuevas acerca de Cristo y lo que Él ha hecho para comprar nuestra redención.