En Rom. 4:12 el apóstol Pablo declara que Abraham fue padre, no sólo de su descendencia física, sino también de aquellos que “andan en las pisadas de la fe” que Abraham tuvo.
¿Alguna vez has notado que Dios no nos presenta a los grandes hombres de las Escrituras por sus virtudes personales? Casi invariablemente sus antecedentes están empañados por el fracaso y el pecado. Pero Dios nos pide que observemos su fe y lo que su fe les ganó (Ver Romanos 4:3,9,11,12).
Hay un capítulo completo sobre este tema en el Libro de Hebreos. A Hebreos 11 se le llama propiamente “el capítulo de la gran fe”, y a los “héroes de la fe”, porque cuenta cómo Abel, Enoc, Noé, Abraham, Isaac, Jacob y muchos otros “obtuvieron buen informe” ante Dios. Todos ellos tambalearon y fracasaron una y otra vez, pero Heb. 11:39 declara que “todos éstos… obtuvieron buen testimonio POR LA FE”.
Por eso Rom. 4:9-12 afirma que la bendición de Dios se otorga a aquellos que “andan en las pisadas de la fe” que Abraham exhibió, tal como le fue otorgada al mismo Abraham.
Esta verdad se resalta en los versículos 3 al 5 del mismo capítulo:
“¿Porque qué dice la Escritura? Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.
“Pero al que obra, la recompensa no se le cuenta como gracia, sino como deuda.
“Pero al que no obra, sino que cree en el que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Romanos 4:3-5).