El amor incondicional de Dios

by Pastor Paul M. Sadler

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“Pero Dios muestra [dirigió] Su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Rom. 5:8).

A menudo escuchamos a las parejas hablar de su amor mutuo después de años de matrimonio, pero existe un amor mayor y más profundo: el amor de Dios. El anterior es quizás uno de los versículos más profundos de la Palabra de Dios. Es asombroso cuando consideramos que Dios ha dirigido Su amor hacia nosotros. Pero, ¿de qué manera lo hizo? La respuesta se encuentra en la siguiente declaración: “siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. En otras palabras, cuando estábamos en total rebelión contra Dios, muertos en delitos y pecados, y gritando blasfemias en el rostro de Dios por odio hacia Él, Dios intervino para proporcionar un camino de salvación. En amor incondicional, envió a Su Hijo, el Hijo de Su amor, a morir por Sus enemigos: ¡tú y yo!

Dios ha hecho una provisión para todos, pero solo aquellos que ponen su fe en la obra terminada de Cristo en el Calvario serán salvos de sus pecados. Verás, Dios no aceptará tus buenas obras para salvación. La Palabra de Dios no podría ser más clara al respecto: “No por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia nos salvó” (Tito 3:5). Quizás te estés preguntando: “¿Qué debo hacer para ser salvo?” Es simplemente esto: Cree en el Señor Jesucristo, que murió por tus pecados y resucitó (I Corintios 15:3,4). En el momento en que confíes en Cristo como tu Salvador personal, todos tus pecados serán perdonados y Dios te otorgará el regalo gratuito de la vida eterna.

Dios te ama; Cristo murió para salvarte; ¿Qué más podría hacer por ti? Confía en Él hoy antes de que sea demasiado tarde. Créeme cuando te digo que no quieres dejar esta vida sin Cristo. Hacerlo te dejará con una eternidad de arrepentimiento, porque no hay segundas oportunidades más allá del velo de la muerte: ¡es ahora o nunca! Cree en el Señor Jesucristo, y Dios te salvará maravillosamente por Su gracia. Pero las buenas noticias no terminan aquí; ¡Él también te dará una nueva vida en Cristo!