Cruzando la línea – Hechos 5:1-11

by Pastor John Fredericksen

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A principios de febrero de 2011, la ex animadora de Bengals y maestra de inglés en la preparatoria Dixie Heights, Sarah Jones de 27 años tuvo una relación íntima con Cody York, de 17 años. Ambas partes negaron la relación durante varios años y le mintieron a la policía, a los funcionarios escolares, a los medios de comunicación y a sus familias. Después de meses de engaño, Sarah Jones admitió el romance y dijo: “Es incorrecto que un maestro tenga cualquier tipo de relación que cruce la línea con un alumno, no hay un área gris … Lo que hice estuvo mal. Y me siento culpable … de herir a otras personas en esto … [incluso] que nuestras familias tuvieran que pasar por esto”.

Es cierto que una esposa debe someterse a la voluntad de su esposo, que es el jefe de la familia. Sin embargo, hay casos en que una esposa no debe obedecer a su esposo, y tenemos un principio bíblico que lo aclara. En el capítulo 5 de Hechos, Ananías y Safira vendieron una posesión y acordaron quedarse con una parte, mientras que ellos les dijeron a los apóstoles judíos que dieron la cantidad total. Con el don sobrenatural del conocimiento, Pedro reprendió al esposo por mentirle al Espíritu Santo, y Ananías cayó muerto. Tres horas después, Pedro reprendió a Safira por estar de acuerdo con su esposo en mentir sobre este asunto. Independientemente de la decisión de su esposo de mentir, Safira debería haber dicho la verdad. En cambio, ella mintió, también cruzó la línea de del bien hacia el mal. Vemos el mismo principio cuando Abimelec tomó a Sara como su esposa, y Abraham mintió diciendo que ella era solo su hermana. Después de que Dios intervino para detener el proceso, Abimelec reprendió a Sara por no hablar para aclarar su verdadera relación. Él le dijo, “esto constituye para ti … una venda a los ojos. Así eres totalmente vindicada” (Génesis 20:16). El principio que guía a la esposa a seguir a Dios en lugar de los deseos de su esposo se encuentra en Hechos 4:19. Pedro declaró, “Juzguen ustedes sí es justo delante de Dios obedecerles a ustedes antes que a Dios”. La respuesta obvia es que todo creyente debe obedecer siempre a Dios, incluso cuando eso es diferente de lo que cualquier hombre, o esposo, demande.

Señoras, si tienen novio, padre o esposo que las empuja a involucrarse en algún tipo de pecado, deben obedecer a Dios en vez de a los hombres. No crucen la línea del bien al mal. La obligación de uno con Dios siempre triunfa sobre todo y todos los demás.