Confesando a Cristo

by Pastor Cornelius R. Stam

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“…si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia; y con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:9,10).

En estas sublimes palabras el apóstol Pablo expone el sencillo plan de salvación de Dios. Él la llama, en el versículo anterior, “La palabra de fe que predicamos”.

Pero a menudo se insta a los niños en Cristo a ponerse de pie en un testimonio público basándose en las palabras: “Si confesaras con tu boca . . . serás salvo”. Así, los nuevos cristianos sienten que una fe de corazón no es suficiente para sentirse seguros; que hasta que no se hayan levantado en testimonio público no serán salvos y estarán a salvo.

Pero ¿qué quiere decir entonces el Apóstol con estas palabras? ¿No dice claramente: “Si confiesas… serás salvo?” Sí, pero aquí nuevamente, como ocurre con tantos otros pasajes, se ha superpuesto un significado tradicional a las palabras reales de las Escrituras. ¿Qué significa la palabra inglesa “confesar”? Bueno, nada más que “reconocer”, “admitir”. Y esto es exactamente lo que también significa la palabra griega original, ni Romanos 10:9,10 dice nada acerca de confesarse delante de los hombres.

El problema es que la idea de confesión se ha cambiado a profesión –incluso profesión pública– y multitudes han seguido la tradición de los padres en lugar de examinar la Palabra para ver lo que realmente dice. Y así se ha corrompido “la Palabra de fe”.

Pero, ¿no dice claramente el Apóstol: “Si confesaras con tu boca… serás salvo”? ¡En efecto! Y añade: “¡y creerás en tu corazón!” Ahora preguntémonos: ¿Es con ese órgano físico que bombea sangre a nuestras venas que creemos en Cristo como nuestro Salvador? ¡Oh, no! Usted dice que eso es simplemente una figura retórica; De alguna manera el corazón está asociado con creer. ¡Exactamente! ¡Entonces insistirías en que es con la boca física con la que debemos confesar! ¿No se pueden salvar entonces los mudos?

Como anticipando la mala interpretación de sus palabras, el Apóstol inspirado por el Espíritu añade:

“Porque la Escritura dice: Todo aquel que en él cree, no será avergonzado… Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Vers.11,13).

Esta es “la Palabra de Fe que predicamos”.