El ejemplo más piadoso que he conocido fue mi abuela Fredericksen. Ella fue excepcional. Era muy difícil no quererla, pero, más importante aún, era una mujer extremadamente piadosa con un testimonio vibrante para Cristo. Se enfrentó a muchas dificultades en la vida: casarse con un hombre viudo con dos hijos, un incendio en su casa, un hijo rebelde sin ley, malos tratos por parte de miembros de la familia y mucho más. Sin embargo, a pesar de todo, tenía un espíritu dulce y una fe inquebrantable.
En la primera epístola de Pablo a Timoteo, él lo insta a convertirse en un poderoso ejemplo de piedad que todos en la iglesia podrían seguir. Los líderes de Dios siempre han estado sujetos a un nivel más elevado de piedad. Esdras había aprendido tres cosas que lo hacían efectivo. “Porque Esdras había preparado su corazón para escudriñar la ley del SEÑOR y para cumplirla, a fin de enseñar a Israel los estatutos y los decretos” (Esdras 7:10). Observa la secuencia: un corazón abierto que busca obedecer al Señor, vivir lo que Dios le enseñó, y luego no meramente sermonear con hechos hipotéticos y fríos, sino compartir lo que Dios había hecho en su vida. De manera similar, Pablo le dijo a Timoteo: “… sé ejemplo para los creyentes en palabra, en conducta, en amor[a], en fe y en pureza” (I Timoteo 4:12). Las palabras habladas por Timoteo necesitaban ser puras y dignas de Cristo. Su “conversación” o modo de vida debe ser piadoso y honrar a Cristo. Su “caridad” o amor, necesitaba ser genuino, ya que exhibía un afecto piadoso por todos los santos y el Señor. Su “espíritu”, queriendo decir su pensamiento y actitud, necesitaba demostrar la dulzura de una comunión cercana con Cristo. Su “fe”, o confianza, en todo lo que él creía necesitaba ser firme mientras vivía lo que aprendió de las doctrinas de la gracia, y necesitaba vivir en “pureza” moral. Si Timoteo hiciera todo esto, entonces estaría preparado ser un líder en la iglesia local y enseñar a los santos la Palabra de Dios con efectividad.
Si bien este es el estándar para los líderes en la iglesia, este es el estándar de Dios para cada creyente. Ser una influencia espiritual efectiva en los demás es más que acumular hechos doctrinales y repartir correctamente las Escrituras. Nuestras vidas deben estar respaldadas por la piedad para darnos credibilidad cuando compartimos estas verdades. ¿Estamos buscando vivir lo que aprendemos en la Palabra de Dios y ser “un ejemplo de los creyentes” en estas seis áreas? Comenzando ahora, ¿qué aspecto necesitas para pedirle a Dios que lo transforme?