En abril de 1775, Paul Revere instruyó a tres patriotas de Boston para que pusieran faroles en el campanario de la Iglesia de Old North para informar del movimiento de las tropas británicas. Aunque las luces solo estaban allí menos de un minuto, al otro lado del río Charles, en Charlestown, los estadounidenses comprendieron las señales. Más tarde, Paul Revere y William Dawes cabalgaron alertando a las ciudades cercanas de la llegada de los británicos.
En el ámbito espiritual, es importante que los cristianos comprendan que los Satanás viene a vencernos por medio de ataques. I Juan 2:16 ilumina la luz de la comprensión en las tres vías principales de ataque: ” los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la soberbia de la vida”. Vemos estos tres escenarios cuando el Espíritu de Dios condujo al Salvador al desierto donde fue “tentado por el diablo”. Satanás comenzó cuestionando, “si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan” (Mateo 4: 3). El Salvador seguramente tenía el poder para hacerlo, pero esto era un llamado a la carne. Cristo debía soportar victoriosamente estas tentaciones como el Hijo del Hombre, y no como el Hijo de Dios con la habilitación milagrosa para satisfacer su hambre. Luego, Satanás tentó al Señor a arrojarse desde el pináculo del templo para que los ángeles lo protegieran (vss.5-6). Esta tentación era una apelación a “los deseos de los ojos” porque habría sido un espectáculo ver a los ángeles intervenir. Sin embargo, así como sería impropio para los creyentes hoy en día tener un comportamiento imprudente para probar el cuido de Dios, también estaba fuera de la voluntad de Dios que el Hijo del Hombre se involucrara en una conducta tan precipitada. Finalmente, Satanás le ofreció al Salvador todos los reinos del mundo si solo lo adoraba (vss.8-9). Esta tentación apeló a “la soberbia de la vida”, ya que sería gratificante para el Salvador tener la adoración del mundo. Pero este no era el momento, el lugar ni los medios adecuados para que el Salvador lograra ese fin.
Nosotros también deberíamos estar muy alerta a las tentaciones continuas de Satanás. Además, si nosotros, al igual que el Salvador, nos armamos de versículos relevantes para responder a estas tentaciones, tendremos muchas más posibilidades de salir victoriosos. Ahora sería un buen momento para memorizar un versículo, o colocar versículos en un lugar prominente, que se aplique a cada una de las tres vías en las que Satanás tratará de vencerte.