Tres veces en Rom. 1:14-16, el apóstol Pablo usa la frase “Yo soy”, y cada una lleva un mensaje importante para todo verdadero creyente en Cristo.
Primero dice en el versículo 14: “Soy deudor”, deudor de todos los hombres, para hablarles de la obra salvadora de Cristo. Pero ¿por qué estaba en deuda con personas a las que ni siquiera había visto? Por varias razones.
Primero, tenía en su mano lo que necesitaban para ser salvos de la pena y del poder del pecado. Si veo a un borracho tirado sobre las vías del tren y no hago nada al respecto, ¿no soy un asesino si el tren lo mata? Si veo a un hombre ahogándose y tengo un salvavidas en la mano pero no se lo tiro, ¿no soy un asesino si él cae por última vez? Si veo a mi alrededor millones de almas perdidas y, conociendo el mensaje de salvación, no se lo digo, ¿no soy culpable si mueren sin Cristo?
Además, Pablo se sentía deudor de los demás, porque el Cristo que había muerto por sus pecados también había muerto por los pecados de los demás. Como dice en II Cor. 5:14,15: “Cristo murió por todos, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”.
Finalmente, el Cristo que había muerto por los pecados de Pablo le había encargado que hablara a otros de su gracia salvadora. Así dice en I Cor. 9:16,17:
“¡Ay de mí si no predicare el evangelio! Porque… la comisión me ha sido encomendada”.
Pablo podría decir además lo que todo verdadero creyente debería poder decir: No “Soy deudor, pero”, más bien: “Soy deudor… Así que, en cuanto a mí estoy preparado” (Romanos 1:15). ). Estaba listo para saldar su deuda porque tenía aquello con lo que saldarla: el maravilloso “evangelio de la gracia de Dios”. Y ciertamente dio a conocer este mensaje a otros con todo lo que había en él.
Y ahora el tercer “Yo soy”: “Soy deudor… por eso estoy listo… porque no me avergüenzo del evangelio de Cristo, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree…” (Ver. 16 ). Pablo siempre estuvo orgulloso de reconocer a Cristo como el poderoso Salvador del pecado. ¿Conoces a Cristo como tu Salvador? ¿Le hablas a otros acerca de Él?