Ruido sin sentido – I Corintios 13:1-7

by Pastor John Fredericksen

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Un pastor tuvo el privilegio de dirigir una congregación lo suficientemente grande como para tener una ruta de autobús, un instituto bíblico vespertino y un pastor asistente trabajando con los adolescentes. Poco tiempo después de llegar el pastor asistente, este comenzó a ver grietas en la armadura del pastor principal con respecto a la justicia. El pastor con frecuencia perdía los estribos con los adultos que buscaban ministrar con él. A menudo gritaba o se negaba a hablar con sus compañeros de trabajo, con frecuencia hacía llorar a su esposa, a veces empujaba a los niños del autobús contra la pared cuando se portaban mal, y alejaba prácticamente a todos los que lo rodeaban. Sin embargo, era un trabajador incansable y muy capaz. Pero, por desgracia, después de un tiempo sin importar lo duro que trabajara. Se volvió ineficaz y perdió su ministerio.

Si bien lo anterior es un ejemplo extremo, hay una lección vital que recordar. En I Corintios 13: 1-3, el apóstol Pablo advierte a los creyentes que el ministerio espiritual sin amor es totalmente insignificante e inútil. Él explica que tener el don milagroso de hablar en un idioma desconocido, pero hacerlo sin amor no es más que ruido sin sentido. Si, sin amor, continuó Pablo: “Vengo a ser como bronce que resuena o címbalo que retiñe” (vs.1). Pablo explica, que si tuviera “profecía [la elocuencia al proclamar la verdad], y entiendo todos los misterios, y todo conocimiento y tengo toda la fe … pero no tengo amor, nada soy” (vs.2). Algunos en los días de Pablo que poseían estos dones milagrosos necesitaban saber que su demostración de ministerio tenía una debilidad. Entonces, y ahora, uno podría pensar que las grandes habilidades los hacen importantes, pero Dios mide a sus siervos no por talento, sino por amor. A menos que tengamos amor, en realidad somos un gran cero. En el versículo 3, Pablo agrega, “Si reparto todos mis bienes … y si entrego mi cuerpo para ser quemado … de nada me sirve”. Esa debe haber sido una declaración impactante para aquellos que estaban empobrecidos y martirizados. A menos que lo hicieran con amor verdadero, no recibirían una recompensa eterna. Esto también debería alertarnos hoy. No importa cuánto trabajemos o sacrifiquemos, Dios no nos recompensará a menos que estemos llenos de amor. Estas aleccionadoras verdades deberían hacernos reconsiderar la condición de nuestro corazón. Por encima de cualquier otra cualidad o capacidad, el amor supremo reina. El versículo 13 nos dice que la mayor capacidad es el genuino amor.

¿Por qué no detenerte ahora mismo para pedirle al Señor que te ayude a crecer, y a demostrar constantemente amor verdadero a todos?