En el artículo de Internet, “¿Cómo respondes cuando alguien te ofende?”, El autor Brian Ford se refiere al profundo dolor que experimentó. Sin especificar la ofensa o el agresor, relató cómo se enojó con la persona que él creía lo había perjudicado. Luego, mientras leía el relato de José en Génesis (capítulos 37-40), él declara, “Dios hizo un trato con mi corazón”. Después de ser traicionado y vendido como esclavo, Brian concluyó: “Si hubiera alguien que tuviera causa justa para estar ofendido era José”. Sin embargo, cuando se reunió con sus hermanos, años después, cuando pudo haberlos encarcelado, esclavizado o asesinado, José eligió el perdón. Este ejemplo bíblico alejó a Brian de la amargura y lo llevó al puerto victorioso del perdón victorioso.
Sí, hay una temporada para todo bajo el sol, y, a veces, es necesario corregir el error cuando nos ofendemos. Sin embargo, la mayoría de las veces hay mejores opciones. Nosotros, los que reclamamos el nombre de Cristo, podemos elegir tener tres respuestas principales positivas cuando nos sentimos ofendidos por un agresor. Proverbios 19:11 aconseja: “La cordura del hombre detiene su furor”: y es su gloria pasar por alto una transgresión”. Queremos vengarnos de quien nos hiere u ofrecerles un trozo de nuestro juicio. Sin embargo, Dios dice que es una gloria (un adorno, belleza u honor) dejar pasar la ofensa sin ninguna acción. Proverbios 17:14 nos da una sabia motivación para no responder a una ofensa: “El que comienza la discordia es como quien suelta las aguas; deja, pues, la contienda …”. El punto aquí es, una vez que la disputa abierta comienza entre dos partes, se convierte rápidamente en algo semejante a las aguas embravecidas liberadas en una inundación. Destruye a aquellos en su camino y los lleva a lugares a los que no quieren ir. Finalmente, el mejor camino de todos lo señala Efesios 4:32, “… Sed benignos unos con otros …perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. Este paso es quizá el más difícil de todos. Sin embargo, al igual que José en la antigüedad y el autor Brian Ford, eso es posible si permitimos que Dios hable y controle nuestro corazón.
¿Cómo elegirás responder la próxima vez que alguien te haga daño? Proponte ahora dejarlo pasar en vez de darle a Satanás la victoria. Cuando se inicie la lucha, deja que esta termine contigo, y ora por la gracia de Dios para simplemente perdonar. Esta sería una verdadera transformación que honra a Cristo.