“¿Qué dice la Escritura? Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia” (Romanos 4:3).
El apóstol Pablo usa la cita anterior de Génesis 15:6 para demostrar que “al que no obra, pero cree en el que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Romanos 4:5).
Es maravilloso que Dios no requiera (de hecho, no permita) obras humanas para la salvación, sino sólo la fe. Pero la pregunta es: ¿Qué es la fe? ¿Qué clase de fe salva?
No hay ninguna indicación en las Escrituras de que “el evangelio de la gracia de Dios” o “la predicación de la cruz” fuera proclamada a Abraham. Debemos volver al pasaje que cita Pablo para ver lo que creía Abraham. Génesis 15:5 dice:
“Y [Dios] llevó [Abraham] fuera, y le dijo: Mira ahora al cielo, y cuenta [cuenta] las estrellas, si puedes contarlas [contarlas]; y le dijo: Así será tu descendencia.”
Es esta promesa simple y maravillosa sobre la multiplicación de la descendencia de Abraham a la que siguen las palabras: “Y creyó en el Señor; y Él se lo contó [contado] por justicia” (Ver.6). No queremos dar a entender que esta fue la primera expresión de la fe de Abraham, porque en Hebreos 11:8 leemos:
“Por la fe Abraham, cuando fue llamado para salir al lugar que después recibiría por herencia, obedeció; y salió sin saber adónde iba”.
Esto tuvo lugar mucho antes del incidente de Génesis 15 y se nos dice específicamente que a través de su fe “obtuvo buen testimonio” (Heb.11:2).
De todo esto queda claro que Abraham creyó lo que Dios le dijo y fue considerado justo, como ahora sabemos, mediante una redención que Cristo aún debía realizar. Nosotros, ahora, debemos creer lo que Dios nos dice, y esto es nada menos que el relato de la obra todo suficiente y consumada de Cristo, realizada a nuestro favor, en la cruz del Calvario.
“[Él] fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación” (Romanos 4:25).