Nadie nunca lo sabrá – I Corintios 4:5

by Pastor John Fredericksen

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El 24 de febrero de 2002, desapareció Laci Peterson con ocho meses de embarazo, de Modesto, California. Los investigadores se enteraron de que su esposo, Scott, estaba involucrado en algunos negocios y catorce días antes de la desaparición de Laci había hecho varias declaraciones incriminatorias a su amante. Los fiscales dedujeron que Scott mató a Laci y arrojó al océano su cuerpo envuelto en cadenas. A mediados de abril de 2003, parte de los cuerpos de Laci y su hijo por nacer llegaron a la costa. Aparentemente, Scott pensó que nadie sabría nada, que no descubrirían los cuerpos y tampoco se conocería de su intento de huir del país. Pero, Scott fue arrestado, sus acciones se hicieron públicas, y fue declarado culpable de asesinar a su familia.

Scott Peterson es, sin duda, un ejemplo extremo de una persona pecadora que piensa que jamás será descubierta. La mayoría de las personas que pecan probablemente piensen que su pecado o sus motivos no serán descubiertos. Pero tal noción simplemente no es realista. Dios siempre sabe exactamente lo que hacemos. Cuando el Rey Asa “… no se apoyó en el Señor …” aprendió que, “los ojos del Señor recorren toda la tierra …” (II Crónicas 16: 7-9). El mensaje es que Dios vio lo que hizo. El Rey David reconoció al Señor “… conoces cuando me siento y cuando me levanto, desde lejos entiendes mi pensamiento… pues aún no está la palabra en mi lengua, y tú, oh Señor, ya la sabes toda …” (Salmo 139: 1-10). Salomón aprendió “… Dios traerá a juicio toda acción junto con todo lo escondido, sea bueno o sea malo” (Eclesiastés 12:14). Dios no solo conoce nuestros pecados, el pecado de los creyentes se revelará cuando se les juzgue en la eternidad. Pablo escribió que cuando Cristo venga por nosotros, Él “… sacará a la luz las cosas ocultas de las tinieblas, y hará evidentes las intenciones de los corazones…” (I Corintios 4: 5). Pablo está dando a entender que los pecados de los creyentes serán públicos en el Asiento de Bema cuando escribió: “Los pecados de algunos hombres se hacen patentes antes de comparecer en juicio; pero a otros los alcanza después” (I Timoteo 5:24, comparar con II Corintios 5: 8-11 y Lucas 12: 2-3).

Es muy aleccionador pensar que cuando estemos ante el Salvador para que juzgue nuestra vida después de la salvación, nuestros pecados serán expuestos. Ese es el punto. El Señor nos lo dice para motivarnos a un caminar más puro con él. No te paralices por esta escena futura. Motívate a vivir de manera que seas ampliamente recompensado y altamente elogiado en este momento.