Muerto y Vivo – Efesios 2:1-10

by Pastor John Fredericksen

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La familia de Tony Yable lo encontró sin respiración y sin pulso. Realizaron el procedimiento RCP con él hasta que llegaron los paramédicos. Eran, igualmente, incapaces de revivirlo. Fue llevado al Kettering Medical Center en Columbus, Ohio, luego de estar durante 45 minutos sin signos vitales. Solo cuando su hijo Lawrence gritó: “Papá, no vas a morir hoy”, su corazón comenzó a latir una vez más. Los médicos no pueden explicar su recuperación. Él estaba muerto, pero ahora él está vivo.

La condición física de Tony, de muchas maneras, refleja nuestra condición espiritual antes de confiar en Cristo. El apóstol Pablo nos describe como “… muertos en sus delitos y pecados” (Efesios 2: 1). Él confirma nuestra condición antes de la salvación repitiendo que “… ustedes estaban muertos en los delitos… Dios les dio vida juntamente con él, perdonándonos todos los delitos” (Colosenses 2:13). Sin importar cuán religiosos seamos, hasta que pongamos nuestra confianza en el sacrificio del Señor Jesús como nuestra única esperanza para la vida eterna, permaneceremos muertos en nuestros pecados sin ritmo cardíaco espiritual. No somos nada más ante el Señor que “… por naturaleza, éramos hijos de ira” (Efesios 2: 3). Solo en el momento en que respondemos con fe al llamado del Hijo de Dios, a través del Evangelio de la Gracia, recibimos perdón y vida eterna. Solo entonces somos revividos (Efesios 2:1) por un milagroso acto instantáneo de Dios. Cuando la mayoría de las personas tiene una experiencia cercana a la muerte, concluyen que Dios intervino y que se salvaron por una razón. En el ámbito espiritual de nuestra salvación, esto es totalmente cierto. Dios intervino a través de Su Hijo para traernos vida. para que nosotros “… andemos en la novedad de la vida” (Romanos 6:4), “… andemos decentemente…” (Romanos 13:13), y “Anden en el Espíritu, y así jamás satisfarán los malos deseos de la carne” (Gálatas 5:16 ) nosotros “somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para hacer las buenas obras que Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10). ¿Estás buscando caminar por el camino que Dios tenía para ti cuando te salvó? Si no es así, comencemos ese viaje hoy. Si has estado caminando en el camino bíblico por el cual Dios te salvó, sigue caminando.