Es un hecho interesante que las palabras “piadoso” y “piedad” no se encuentran en los escritos de Pablo hasta que llegamos a las Epístolas Pastorales, las mismas epístolas que tienen tanto que decir sobre los días malos y los entornos malos.
En las epístolas a Timoteo leemos acerca de los “tiempos peligrosos” con los cuales esta presente dispensación de gracia llegará a su fin, mientras que en la carta a Tito leemos acerca de “rebeldes, vanos charlatanes y engañadores”, de “mentirosos… malvados”. bestias… glotones holgazanes”, a quienes Satanás usaría para neutralizar la obra y el testimonio de los siervos de Dios.
A Timoteo y Tito, estos jóvenes de Dios, el Apóstol tenía mucho que decir acerca de la piedad, y no debemos olvidar que las palabras de Pablo a ellos son también la Palabra de Dios para nosotros, los creyentes en Cristo, quienes de hecho parecen estar viviendo el final. días de la dispensación de la gracia, rodeados por una marea de maldad en constante aumento y un número cada vez mayor de hombres malvados e impíos.
No queremos dar a entender que el Apóstol no trata las diversas fases de la vida cristiana en sus otras epístolas, sino más bien que aquí en las Epístolas Pastorales libra una especie de campaña para una vida piadosa individual en medio de una creciente apostasía y impiedad.
Que Dios nos ayude, en nuestro carácter y conducta, a exhibir “el poder de la piedad”, el poder espiritual que proviene de poner a Cristo en primer lugar en todas las cosas.