La cláusula de puesta del sol

by Pastor Kevin Sadler

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“Airaos, y no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo; ni
dad lugar al diablo” (Efesios 4:26-27).

Dios no quiere que estemos enojados con una ira pecaminosa. Sabemos que es posible estar enojado “y no pecar” porque Dios se enoja. La frase “ira del Señor” se encuentra 32 veces en la Biblia. Dios siempre es justo en Su ira, pero a menudo nosotros no lo somos. La ira en respuesta a las malas acciones, la injusticia y el daño a otros no es pecado, pero la ira que es egoísta, rencorosa, cruel y fuera de control es pecaminosa.

Para lidiar con la ira que puede conducir a otros pecados, Dios da el mandato de “no se ponga el sol sobre vuestro enojo”. Esta “cláusula de puesta del sol” es una manera efectiva de recordarnos que debemos tomar medidas para lidiar con nuestra ira, lo más rápido que podamos, antes de que se instale y se infecte. Esta instrucción no pretende ser una regla restrictiva y al pie de la letra, de que si nos enojamos a las 7:45 p.m. y el sol se pone a las 8:00 p.m. que tenemos que solucionarlo en 15 minutos. Más bien, se está enseñando a la Iglesia a dar prioridad a afrontar la situación, a comunicar y resolver los sentimientos de ira lo antes posible.

“Un matrimonio tuvo una pelea y terminaron dándose el trato de silencio. Una semana después de su muda discusión, el hombre se dio cuenta de que necesitaba la ayuda de su esposa. Para tomar un vuelo a Chicago para una reunión de negocios, tenía que levantarse a las cinco de la mañana. Como no quería ser el primero en romper el silencio, escribió en un papel: “Por favor, despiértame a las cinco de la mañana”. Por la mañana, el hombre se despertó y descubrió que su esposa ya estaba levantada de la cama, eran las 9 a.m. y su vuelo hacía mucho que había despegado. Estaba a punto de encontrar a su esposa y exigirle una respuesta por sus fallas cuando notó un trozo de papel junto a la cama. Leyó: “Son las 5 a. m. Despierta”. Si esta pareja hubiera vivido según Efesios 4:26, ¡no habría perdido su vuelo!

La razón por la que necesitamos lidiar con nuestra ira es que tiene una dimensión mayor: para no “darle lugar al diablo”. La ira no resuelta puede permitirle al diablo entrar en nuestras vidas y permitirle gobernarnos. Puede darle la oportunidad de llevarnos a pecados como la autocompasión, el orgullo, la ira, la venganza, la amargura y el resentimiento. Sin embargo, si obedecemos las instrucciones de Dios con la fuerza del Espíritu Santo, sin permitir que el sol se ponga sobre nuestra ira, nuestras vidas y relaciones se beneficiarán para la gloria de Dios.