Ferviente amor fraternal – I Pedro 4:8

by Pastor John Fredericksen

Print This Article

Fue para mi una alegría ser el pastor de un hombre que fue un tremendo ejemplo del ferviente amor fraternal. Newton venía a verme constantemente, y me decía cuánto me amaba, nos colmó de regalos para demostrar su afecto, promovió nuestro ministerio, oró por nosotros y pasó por alto nuestras fallas, viendo solo lo positivo. Él siempre actuó de manera que nos permitiese sentirnos completamente seguros y confiados de su amor.

Aprendemos del Libro de Hechos y de los primeros capítulos de Apocalipsis que los creyentes judíos con la esperanza del Reino se reunían regularmente, como lo hacemos hoy, en las asambleas locales. Estos santos tenían la esperanza de la vida eterna y muchas cosas en común, pero esto no significaba que siempre coexistieran pacíficamente. Por lo tanto, Pedro los instruyó: “Sobre todo, tengan entre ustedes un ferviente amor, porque el amor cubre una multitud de pecados” (I Pedro 4: 8). Estos santos necesitaban darse cuenta de que, mientras interactuaban entre ellos, no habría nada más importante que demostrarse amor. Esto de ninguna manera minimizaba la importancia de la sana doctrina que les enseñó lo que Dios esperaba en su caminar diario. Pero aún más allá de la sólida doctrina, estaba su necesidad de demostrar amor. El Salvador les había dicho: ” En esto conocerán todos que son mis discípulos: si tienen amor los unos por los otros” (Juan 13:35). Sin amor, su testimonio y sus doctrinas no servirían para los inconversos. Pero cuando prevaleció el amor genuino, dio un poderoso testimonio que atrajo a otros a su mensaje. Además, no debían demostrar un tipo de amor superficial, “una y otra vez”. Debían amarse unos a otros con un amor “ferviente”, es decir, un amor que es intenso e interminable. El Señor quería relaciones fuertes y unidas, demostradas por un gran afecto y bondad. Aquí es donde las cosas comienzan a simplificarse. Cuando otros los lastimaron, decepcionaron o enojaron, la caridad cubrirá la multitud de pecados. Eso simplemente significa que el amor por los demás pasará por alto la ofensa sin dejar de amar al malhechor y demostrar amor. Si obedecen estas instrucciones, sus asambleas experimentarán armonía y eficacia.

El apóstol Pablo también enseñó que el amor es lo más importante que se necesita en nuestras asambleas. Sin él, incluso con corrección doctrinal y obras, no somos nada y nuestro trabajo por Cristo no nos beneficia en nada (I Corintios 13: 1-3). Hoy, eleva el nivel de amor de Dios como la prioridad más alta en tu iglesia.