La Epístola de Pablo a los Romanos, Capítulos Uno y Dos, presenta un cuadro oscuro de la raza humana, pero reconoce los hechos que registran y habrás dado el primer paso hacia la salvación. Por naturaleza nos asustamos de enfrentar nuestros pecados, pero estamos mejor si lo hacemos.
Si un hombre tiene indicios tempranos de cáncer, y su médico le oculta la verdad, el paciente morirá de cáncer. Un médico bueno y sabio dirá: “Usted tiene cáncer y debemos hacer algo al respecto sin demora”.
Así Dios, en Su Palabra, nos habla muy francamente de nuestra condición pecaminosa, pero sólo para salvarnos de ella.
Aquí es donde la mayoría de las filosofías y la Biblia chocan de frente. La mayoría de las filosofías cierran los ojos ante la naturaleza pecaminosa del hombre. Presumen que el hombre es bueno por naturaleza cuando la abrumadora evidencia da testimonio de que es pecador por naturaleza. Así, las filosofías humanas no ofrecen salvación del pecado y su justo castigo. Solo “el evangelio de la gracia de Dios” hace eso.
La Biblia dice de toda la raza humana: “Todos pecaron” (Rom.3:23), y de cada individuo: “Eres inexcusable” (Rom.2:1). Pero la misma Biblia dice: “Cristo murió por nuestros pecados” (ICor.15:3), y “Tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia” (Ef.1: 7).
Confía en Cristo para la salvación y habrás aceptado el gran mensaje de Dios para el mundo. Luego, al considerar ese gran Libro, y especialmente la Epístola a los Romanos, dirás con Fawcett:
“Le muestra al hombre sus formas de andar con la varita
y donde han pisado sus pies;
Pero trae a la vista la incomparable gracia
de un Dios perdonador.”