Charla

by Pastor John Fredericksen

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“Este es un clima que hemos estado teniendo”. Si bien no hay nada de malo en la “pequeña charla” sobre cosas triviales que ocupa gran parte de nuestra interacción, según el Libro de Tito, el apóstol Pablo seguramente nos animaría a cultivar conversaciones sobre cosas más grandes e importantes.

Pablo le dijo a Tito que “habla lo que conviene a la sana doctrina” (2:1). En otras palabras, Pablo quería que este colaborador hablara conscientemente sobre cosas significativas que cimentarían a los santos en las verdades de hoy y los animaría a vivir para el Señor. Pablo instruyó a los “ancianos” a actuar como hombres de verdadera madurez espiritual (2:2). Eso significaba servir deliberadamente como ejemplos a seguir en la piedad. Pablo especifica áreas de conducta tales como ser serio, sano en la doctrina, amoroso y paciente; pero el contexto parece implicar que él también quería que sus discusiones estuvieran cargadas de contenido espiritual.

Pablo también exhorta a las “ancianas” a que presten cuidadosa atención al comportamiento sano y piadoso que “llega a la santidad” (2:3). Pero también les dice que sean maestras, o que hablen con las mujeres jóvenes acerca de vivir de manera apropiada y piadosa dentro de su hogar y matrimonio. Pablo instruye a Tito para que hable a los “jóvenes” sobre la importancia de ser consistentemente serios acerca de vivir para el Señor, para que sirvan como un ejemplo o “modelo de buenas obras: [y] mostrando en doctrina incorrupción, seriedad y sinceridad” (2:6-7).

Pablo continúa diciéndole a Tito que recuerde constantemente a todos los santos que estén muy pendientes de estar “preparados para toda buena obra” y que “estén atentos a las buenas obras” (3:1; 3:8). Es de notar que Pablo también le dice a Tito, “Estas cosas habla, y exhorta, y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie” (2:15). Aquí vemos una anticipación de que algunos preferirían “charlas triviales” y no apreciarían las discusiones serias sobre asuntos espirituales, pero como siervo de Cristo, animó a Tito a seguir hablando de cosas importantes, sin importar cómo respondieran los demás.

Mientras pensamos en estas instrucciones a Tito, debemos recordar aplicarlas a nuestro caminar diario. Nosotros también necesitamos ir más allá de las “pequeñas conversaciones” con otros santos y cultivar discusiones que fomenten una vida y una doctrina verdaderas y piadosas. Cuando lo hacemos, nuestro propio andar puede convertirse en un andar con más propósito y significado, y podemos tener un impacto espiritual positivo en los demás que será causa de regocijo en la eternidad.


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