Los padres en todas partes animan a sus pequeños con las palabras “buen trabajo”. Cuando aprenden a caminar, se entrenan para ir al baño, comienzan a repetir palabras, a tirar una pelota o comienzan a leer, parece que les decimos instintivamente: “buen trabajo”. Nuestro propósito es dar un refuerzo positivo, o reconocimiento, de hacer algo bueno o hacer algo bien. Esperamos que nuestras palabras ayuden a motivarlos a continuar por el camino correcto.
Independientemente de la falta de historia secular para documentar las iglesias judías en cada una de las ciudades tratadas en Apocalipsis durante los primeros años en Hechos, creemos que existieron debido a este registro sagrado. Su identidad judía se ve en las frases: “la llave de David” (vs.7), “sinagoga” (vs.9), y “nueva Jerusalén” (vs.12).1 Las palabras del Salvador a la iglesia en Filadelfia fueron: ” Yo conozco tus obras. He aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta” (Apocalipsis 3: 8). A diferencia de los mensajes del Salvador a las iglesias anteriores, para estos creyentes no hubo palabras de reprensión, solo alabanza, reconocimiento positivo de fidelidad e implicación de la vida espiritual genuina. En efecto, el Señor Jesús estaba diciendo: “Buen trabajo”. Los judíos locales, representados en las palabras “la sinagoga de Satanás” (vs.9), fueron descritos de esta manera debido a sus esfuerzos para impedir que los creyentes judíos proclamaran el Evangelio del Reino, sin embargo, el Salvador promete a Sus fieles: ” he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar” (vs.8). Una puerta abierta en las Escrituras se usa con frecuencia para describir una oportunidad para el ministerio (Hechos 14:27). El Señor Jesús estaba prometiendo que continuaría dándoles oportunidades para compartir su mensaje de vida eterna. Él además promete ” yo también te guardaré a la hora de la prueba” (vs.10), indicando protección divina de la persecución. También reconoce que tenían “un poco de fuerza” (vs.8), lo que implicaba que podían completar efectivamente su ministerio si confiaban en la fortaleza que se les había otorgado mediante una estrecha y continua caminata con él. Si eran fieles, les esperaba una gran recompensa eterna (vss.12-13).
Hay muchas aplicaciones paralelas en este texto para los creyentes de la actualidad. En nuestra presente Dispensación de Gracia, debemos ser alabados si hemos guardado las verdades de la Palabra de Dios y no hemos profanado el nombre de Dios con un estilo de vida pecaminoso. Buen trabajo. Ahora, usa la puerta abierta de Dios para compartir el evangelio. Si lo haces, la recompensa eterna será tuya.