Agradecidos el uno por el otro

by Pastor Kevin Sadler

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“Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de vosotros” (Filipenses 1:3).

En este versículo de la Escritura se hace referencia a dos relaciones. Primero, está la relación personal de Pablo con Dios, y segundo, está la relación de Pablo con sus compañeros creyentes, los filipenses.

Que Pablo agradeciera a “mi Dios” enseña acerca de la unión y comunión que Pablo disfrutaba con Él. Todo creyente en Cristo es de Dios, y Dios también es nuestro de manera personal para que nosotros, como Pablo, podamos “dar gracias a mi Dios”.

La relación de los filipenses con Pablo en Cristo hizo que el apóstol rebosara de gratitud. El corazón de Pablo se llenó de agradecimiento a Dios por cada recuerdo de ellos. Las bendiciones recibidas de Dios deben conducir a la acción de gracias a Dios. Los filipenses fueron una bendición de Dios para Pablo; así que dio gracias a Dios por ellos.

A lo largo de sus epístolas, leemos que Pablo agradece a Dios por las iglesias y los creyentes individuales (Rom. 1:8; Ef. 1:15-16; Col. 1:3-4; 1 Tes. 1:2-3; 2 Tim. 1:3; Fil. 1:4). Pablo estaba continuamente agradecido por las personas que Dios había puesto en su vida y con quienes trabajaba en el ministerio. Estaba agradecido por su fe en Dios y su amor mutuo.

Thomas Hardy dijo una vez: “Algunas personas pueden encontrar la pila de estiércol en cualquier prado”. Los filipenses no eran una iglesia perfecta, y Pablo podría haberse enfocado en lo negativo cuando los recordó. Había desunión en la asamblea de Filipos, razón por la cual Pablo los exhortó a “tener el mismo sentir, tener el mismo amor, ser unánimes, una misma mente” (Filipenses 2:2). Más adelante en la carta, Pablo se refiere a la discordia entre dos mujeres en la Iglesia (Filipenses 4:2-3). Sin embargo, al recordar a los filipenses, encontramos a Pablo, por el Espíritu, enfocándose en los buenos y gozosos recuerdos que tenía de ellos y de su “comunión en el evangelio desde el primer día hasta ahora” (1:5). Esto movió a Pablo a reaccionar con acción de gracias a Dios por ellos.

Pablo estaba agradecido por sus relaciones en la Iglesia; eran una fuente de gratitud a Dios. Para seguir a Pablo tanto en la doctrina como en la práctica (Filipenses 4:9), también debemos estar agradecidos a Dios los unos por los otros en el Cuerpo de Cristo. Promueve la armonía en la Iglesia cuando lo hacemos. Cada persona en el Cuerpo de Cristo ha sido “comprada con su propia sangre [la de Cristo]” (Hechos 20:28) y está “en Cristo Jesús” (Filipenses 1:1). Los dones y el servicio de cada persona son necesarios e importantes en la Iglesia. A la luz de estas cosas, damos gracias a Dios unos por otros.

“Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo mención de vosotros en nuestras oraciones” (1 Tes. 1:2).


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