No tienes –  Santiago 4:2

by Pastor John Fredericksen

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Un querido creyente nos dijo una vez que Dios no responde hoy a la oración. Su creencia era que la intervención de Dios era cosa del pasado para Israel y que “la oración de hoy es principalmente para hacernos sentir mejor”. El resultado de ese pensamiento fue predecible en su vida. Reconoció que rara vez oraba y dijo: “Mi tiempo de oración es mi estudio de la Biblia”.

Este concepto de oración nos desalienta a pasar tiempo en oración y nos hace perder gran cantidad de bendiciones que el Señor quiere para nuestra vida. A lo largo de las cartas de Pablo, él repetidamente compartió su testimonio de que nunca dejó de orar por sus necesidades y las necesidades de aquellos a quienes llevó al Señor (Colosenses 1: 9, Efesios 1: 16-19). Él incluso instruyó a los que buscaba fundamentar en la sana doctrina de la misma manera: “Oren sin cesar” (I Tesalonicenses 5:17). Además, la oración no debía verse como un estudio de la Biblia. Cuando Pablo oró, dijo: “… Por esta razón doblo mis rodillas ante el Padre” (Efesios 3:14). Su oración fue una comunicación con el Señor, ya sea que haya hablado o haya ofrecido su silencio. La oración era entonces, y es ahora, importante como acto de adoración. El Señor nos instruye a acudir a Él en oración para que tengamos el beneficio de su intervención en nuestras necesidades. Si no nos ofrecemos al Señor en oración, solo nos lastimamos. Santiago 4: 2 lo expresa de esta manera: “… No tiene porque no piden”. Es muy claro en varias Escrituras que Dios contesta la oración e interviene en nuestras vidas en la Dispensación de la Gracia. Cuando Pablo se desesperó por su vida debido a la persecución, les dijo a los santos que ellos estaban “… están cooperando a nuestro favor con ruegos” (II Corintios 1:11). Pablo aseguró a los Filipenses: “…mediante la oración de ustedes y el apoyo del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación” (Filipenses 1:19). Pablo instruyó a los creyentes a orar por las autoridades gubernamentales “… para que llevemos una vida tranquila y reposada… (I Timoteo 2: 2). Esta paz implícita y circunstancial se puede lograr invocando la intervención de Dios. Pablo ofreció oración porque creía que Dios puede “…hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o pensamos…” (Efesios 3:20). Esto incluía intervenir en la misericordia en la vida de Epafrodito cuando estaba “enfermo de muerte” (Filipenses 2:27).

Creyente, “no tienes porque no pides”. Dios puede intervenir en tus circunstancias cuando oras. A partir de hoy, haz de la oración tu primera respuesta ante los problemas y tu práctica constante.