Un malestar de conciencia – Hebreos 9:9-16

by Pastor John Fredericksen

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En 2002, Reese Witherspoon protagonizó la película Sweet Home Alabama. Era una comedia romántica sobre una pareja casada que se había separado pero que finalmente volvió a estar unida. Dentro de la letra de la canción están las palabras: “Ahora el asunto Watergate no me preocupa. ¿Tu conciencia te importa?” A través de las edades, muchos han sido atormentados por sus conciencias cuando saben que han cometido pecado.

Bajo la Ley de Moisés, cada año el sumo sacerdote entraba al Lugar Santísimo para ofrecer la sangre de un sacrificio animal por los pecados de la nación de Israel. Este sistema fue “impuesto hasta el tiempo de la renovación” (Hebreos 9:10). El Señor requirió este sistema de adoración hasta que algo mucho mejor lo reemplazara. Más allá de este derramamiento anual de sangre, también se requerían ofrendas para los pecados regulares individuales que literalmente mantenían el fuego encendido continuamente sobre el altar. Aprendemos de Hebreos 9: 9 que estas “… ofrendas y sacrificios que no podían hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que rendía culto”. ¿Por qué? Fue porque son “… memoria de los pecados con estos sacrificios” (Hebreos 10: 3). Estos sacrificios se convirtieron en un recordatorio persistente para su conciencia de cuán pecaminosos eran constantemente. Sabiendo esto, Jehová siempre tuvo la intención de reformar este sistema con uno mejor. Cuando el Señor Jesucristo murió por los pecados de toda la humanidad, “… entró una vez para siempre en el lugar santísimo [en el tabernáculo celestial], logrando así eterna redención ya no mediante sangre de machos cabríos ni de becerros sino mediante su propia sangre” (Hebreos 9: 12,23-24). Dios le dijo a Israel, el sacrificio de Cristo “hecha una vez para siempre” (Hebreos 10:10) cristo “… limpiará nuestra conciencia de las obras muertas para servir al Dios vivo” (Hebreos 9:14). A estos creyentes hebreos se les animaba a saber que Jehová estaba permanentemente satisfecho con la sangre de su Hijo como cobertura de sus pecados. Por lo tanto, su conciencia no debe molestarlos con acusaciones continuas de culpabilidad.

Este principio es aún más claro en las cartas de Pablo: “… tenemos redención por su sangre, el perdón de nuestras transgresiones …” “que nos dio gratuitamente en el Amado” (Efesios 1: 6-7). Por lo tanto, nuestra conciencia no necesita condenarnos continuamente. Sin embargo, Dios aun usa nuestra conciencia para condenarnos si nos permitimos realizar comportamientos pecaminosos. ¿Tu conciencia te molesta? Cuando lo haga, acepta permanentemente a Cristo y detén permanentemente el comportamiento pecaminoso.