Cuando dos de nuestros nietos estaban jugando, el más joven comenzó a llorar fuerte y a sostener su cabeza. Cuando los adultos vinieron a investigar, le preguntaron al mayor: “¿Le pegaste a tu hermano?” Como se esperaba, la respuesta fue “No”. Pero, teníamos pruebas, ya que había un niño llorando frotándose su cabeza justo frente a nosotros. Por lo tanto, le hicimos otra pregunta al niño mayor: “¿En donde le pegaste a tu hermano?” Esta vez, la respuesta tímida fue: “En la cabeza”. Aprendimos que, cuando hacemos las preguntas correctas, de la manera correcta, esto puede servir como una máquina de detección de mentiras que revela el corazón de la persona.
Hay algo mucho más poderoso que una máquina hecha por el hombre, o incluso la mirada austera de una madre, para llegar a la verdad de lo que yace en el corazón de cualquier persona. Esto es la Palabra de Dios. Hebreos 4:12-13 lo dice de esta manera: “Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos. Penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. No existe cosa creada que no sea manifiesta en su presencia. Más bien, todas están desnudas y expuestas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. Nuestra Biblia es un libro milagroso en la forma en que Dios nos lo dio, lo conservó y en cuán efectivamente funciona dentro de nuestros corazones. Los versículos anteriores describen a las escrituras como “rápidas”, lo que significa que están vivas con la habilidad divina para trabajar en cualquier alma. Son “poderosas” o “supremas” en su capacidad de condenarnos o capacitarnos para obtener la victoria. Son “agudas”, como un instrumento quirúrgico que puede cortar o penetrar fácilmente en las almas endurecidas. Cortan la rebelión insensata de forma mejor que la lógica, nuestro testimonio o las lágrimas. Las Escrituras pueden atravesar el alma (el asiento de nuestras emociones), el espíritu (la mente o el intelecto) e incluso las articulaciones y la médula duras. Pueden llegar al hombre interior de los no salvos que se resiste obstinadamente a la salvación, o a los salvos, que no están en el lugar espiritual apropiado. La palabra de Dios discierne y revela nuestros pensamientos y motivos, y expone a todos, como si estuviéramos desnudos ante el Señor, quien es el autor de este libro milagroso.
Estas verdades les permiten a los creyentes confiar en la Palabra de Dios, usarla generosamente cuando ministran a los que no son salvos, y responder cuando habla a nuestros corazones. Te alentamos a que leas la Palabra de Dios todos los días.