Amar a dios – I Corintios 8:3

by Pastor John Fredericksen

Print This Article

Muchas personas tienen tontos estándares para saber si alguien los ama. Cuando eramos niños, muchos de nosotros arrancábamos pétalos diciendo: “Él me ama, él no me ama” y esperábamos la respuesta correcta. Cher una vez cantó una canción que decía: “¿Como saber si él realmente me ama……?”, y concluía diciendo “… por sus besos”. ¿Pero cómo determinamos los cristianos el amor? Sabemos que Dios nos ama porque “… siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5: 8). Pero ¿y como sabemos si realmente amamos al Señor? I Corintios 8:3 nos dice, “Pero si alguien ama a Dios, tal persona es conocida por él”. Pero, ¿cómo podríamos nosotros saber si realmente amamos al Señor?

Comencemos por darnos cuenta de que Dios desea en gran medida que le demos libremente nuestro amor. Él instruyó a Israel: “… ¿Qué pide el Señor tu Dios de ti? … ama y sirve al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma” (Deuteronomio 10:12; 13:3). Docenas de pasajes en el Antiguo Testamento repiten este mandato. Entonces el Salvador cita estos versículos, llamando a esto “el grande y el primer mandamiento” (Mateo 22: 37-38). El deseo de Dios es el mismo para nosotros en la Dispensación de la Gracia. El apóstol Pablo animó a los santos a crecer en su amor por el Señor diciendo: “La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor incorruptible” (Efesios 6:24). No tenemos que depender de los estándares del mundo o de las emociones inconstantes para saber si realmente amamos a nuestro Señor. El Salvador les dijo a Sus apóstoles: “Si me aman, guardarán mis mandamientos” (Juan 14:15). ¡El amor siempre se demuestra! Nuestro amor por el Señor se demuestra mediante la obediencia a la voluntad de Dios. David dijo: “Los que aman al Señor, aborrezcan el mal …” (Salmo 97:10). Amarlo significa odiar lo que Él odia. Pablo implica dos estándares para aquellos que realmente aman al Señor. Buscaremos edificar a otros creyentes en lugar de actuar envanecidos contra ellos. Y tendremos cuidado de no convertirnos en un “tropezadero para los débiles” (I Corintios 8:1-13). En otras palabras, si realmente amamos al Señor, esto se manifestará en nuestra demostración de amor por otros cristianos.

Por un momento toma una pausa para preguntarte: “¿Saben todos que realmente amo al Señor?” Deja que esa pregunta te motive hoy a amar celosamente a tu Salvador y demostrar amor a otros que también conocen Su salvación.