Matt Damon y Greg Kinnear interpretan el papel de gemelos unidos en la película “Stuck On You”. Ellos compartían un hígado común, pero por lo demás tenían cuerpos, personalidad y sueños de vida separados. Sin embargo, cada vez que uno jugaba béisbol, participaba en juegos o hacía cualquier otra cosa, el otro gemelo también debía participar porque estaban inseparablemente unidos. Si bien esta película es una comedia que trata los problemas de los gemelos, hay ejemplos aleccionadores en la vida real. Cuando, aunque unidos, cada vez que uno se mueve o decide hacer algo, esto afecta a otro.
En un sentido muy real, cada creyente que ha confiado solo en el Señor Jesucristo para la vida eterna tiene una relación similar con el Salvador. A través de la gracia y la fe, estamos inseparablemente unidos a Cristo. II Corintios 5:21 dice: “Por nosotros Dios lo hizo pecado, para que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en Él”. Después de la salvación, el Señor ya no nos ve en nuestra vieja identidad de pecadores. Por el contrario, Él nos ve en la justicia y santidad de Su Hijo. Este cambio de identidad es tan completo que hay más que perdón de los pecados y una nueva posición que considerar. Efesios 5:30 lo describe de esta manera: “Porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos”. Este es el vínculo más completo e íntimo posible con el Señor Jesús. En I Corintios, Capítulo 6, el apóstol Pablo les dijo a los corintios: ¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, que mora en ustedes, el cual tienen de Dios, y que no son de ustedes?”. Con el Espíritu Santo viviendo inseparablemente en su interior, todo lo que hacían y donde quiera que iban, involucraba el Espíritu de Dios. Algunos de los creyentes en Corinto estaban cometiendo horribles actos de inmoralidad. Pablo les explica que su identidad es tan cercana e íntima con el Señor Jesucristo que, cuando cometieron la fornicación, estaban involucrando al Salvador. Él les dice: “¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo para hacerlos miembros de una prostituta? ¡De ninguna manera!” (I Corintios 6:15). Simplemente no deben. “…Glorifiquen a Dios en su cuerpo” (I Corintios 6:20).
Recuerda, todo lo que haces hoy con tu cuerpo afecta a Dios el Hijo y a Dios el Espíritu Santo. Asegúrate de ser puro.