Percepción espiritual – Mateo 26:6-13

by Pastor John Fredericksen

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Mi hermano mayor alguna vez manejó una compañía que vendía avisos de páginas amarillas en diferentes partes del país. Nuestro hermano menor viajó para trabajar para él. El proceso habitual para los nuevos vendedores era pasar por una clase de capacitación de dos días, y los recién llegados siempre tenían preguntas de los materiales ya cubiertos. Sin embargo, nuestro hermano menor era tan brillante que le dieron el manual de entrenamiento para leer y veinte minutos más tarde regresó y anunció que estaba listo para comenzar. Efectivamente, cuando fue interrogado, había digerido completamente todo el material y lo había entendido bien.

Cuando María ungió con aceite las manos y pies del Señor Jesucristo, demostró lo espiritualmente perceptiva que era. Aunque el Salvador había estado explicando repetidamente a Sus apóstoles que pronto moriría y resucitaría, aún no lo comprendían. De hecho, algunos de los discípulos “se indignaron, y dijeron: ¿Para qué este desperdicio” (Mateo 26: 8)? Juan 12: 4 especifica que Judas fue el responsable de provocar este descontento y crítica, entre ellos. Si bien puede haber sido un hombre no salvo, no es raro que incluso los santos irriten a otros con espíritu crítico. Esto es siempre un pecado serio. Proverbios 6: 16-19 nos dice que sembrar discordia entre los hermanos es “una abominación”. Debemos tener cuidado de no hacerlo. Aunque los discípulos no comprendieron la cercanía de la muerte de nuestro Señor, parece que María lo recordaba de discusiones previas. Cuando María lo ungió El Señor se explicó diciendo que “ella lo hizo para prepararme para la sepultura” (Mateo 26:12). También debemos notar que usar este aceite costoso no fue un “desperdicio”, como expresó Judas (v.8). Cualquier cosa entregada al Señor nunca es un desperdicio, a pesar de que los que no tienen mente espiritual pueden no percibirlo de esta manera. Además, era una prerrogativa de María gastar su dinero a su antojo. Pedro le hizo esta observación a Ananías acerca de sus finanzas diciendo: “Reteniéndolo, ¿acaso no seguía siendo tuyo?” (Hechos 5: 4). En resumen, la unción de Cristo con aceite realizada por María fue “una buena obra” (Mateo. 26:10), y el Salvador anunció que donde sea que se predicara el evangelio, sería “contado para memoria de ella” (Mateo 26:13).

¿Somos espiritualmente receptivos y perceptivos para comprender las cosas espirituales que se nos presentan? Aunque busquemos serlo, nunca agitemos a los demás al descontento, y recordemos que hacer cosas para el Salvador es una buena obra que tendrá una recompensa duradera.