El perdido debe enterarse – Mateo 3:9-12

by Pastor John Fredericksen

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Carol había estado asistiendo a un estudio bíblico durante aproximadamente dos meses. Aunque estaba interesada en las cosas espirituales, la iglesia a la que asistía le había inculcado una falsa esperanza de que la fe más las obras ayudaban a alcanzar la vida eterna. Cuando fue a mí para hacerme una pregunta sobre el cielo, al establecerse una fuerte relación de confianza, respondí que nunca tuve a un alma perdida. Pregunté exactamente por qué Dios debería permitirle entrar al cielo. Cuando ella respondió que, con una mezcla de fe y obras, le dije: “Lamento decirte que no vas a llegar al cielo”. Esto la conmovió tanto, y sacudió tanto su confianza anterior que deseó sinceramente saber más. El resultado fue, que momentos después, Carol confiaba gloriosamente en Cristo solo por la única gracia para alcanzar la vida eterna.

Cuando los líderes religiosos de Israel, los fariseos y los saduceos, fueron a observar las multitudes bautizadas por Juan el Bautista, él fue muy directo con ellos. Los llamó una generación de víboras por su hipocresía espiritual. También advirtió sobre la “ira venidera” de Dios (Mateo 3: 7). Explicó que no tenían automáticamente la vida eterna simplemente por ser los descendientes de Abraham, que creyeron en las promesas de Dios y que su fe fue contada como virtud. La respuesta de Juan el Bautista parece muy dura y no era el enfoque habitual para un alma no salva. Sin embargo, era exactamente lo que estas personas de corazón duro necesitaban escuchar. Empapados en su orgullo religioso espiritualmente muerto, si había alguna esperanza de que ellos llegaran a la vida eterna, sus falsas confianzas necesitaban ser sacudidas. Necesitaban darse cuenta de su condición injusta y la gravedad del castigo eterno que les esperaba. Necesitaban saber que estaban espiritualmente perdidos, y que ahora era el momento de responder con fe, para poder escapar del castigo eterno de su pecado en el fuego inextinguible y eterno.

Cuando somos testigos de las almas perdidas, normalmente deberíamos usar un enfoque mucho menos duro. Sin embargo, no es probable que algún alma perdida confíe en la obra terminada del Señor Jesucristo, aparte de todas las obras o la virtud personal, a menos que los ayudemos a ver que estas cosas no pueden salvarlos del castigo eterno. Cada alma perdida debe primero comprender su condición, que son incapaces de hacer algo por sí mismos para merecer la vida eterna, y que deben confiar solo en Cristo para la vida eterna. Asegúrate de que tu testimonio sea siempre así de claro.