En octubre de 2013, Rebecca, de 12 años, en Lakeland, Florida, se quitó la vida después de haber sido intimidada por otros adolescentes. Una serie de eventos, que incluían mensajes cibernéticos maliciosos para y sobre Rebecca, la llevaron a un final trágico. Incluso después de su muerte, una de las chicas admitió cruelmente que había acosado a Rebecca, se jactó de ello y declaró, en términos groseros, que no le importaba lo sucedido.
Si bien lo anterior puede sonar impactante, se ha convertido en un lugar común en nuestra sociedad. De hecho, en diferente grado, es común incluso en los círculos cristianos. Los creyentes de todas las edades se permiten participar en acoso verbal, y muchos de nosotros permitimos que los perpetradores escuchen cosas que nunca deberían ser dichas. La Biblia nos da una respuesta acerca de cómo cada cristiano piadoso debe responder a las palabras malsanas pronunciadas en contra de otra persona. Dios nos dice en Proverbios 25:23: “El viento del norte ahuyenta la lluvia; y el rostro airado la lengua detractora”. La palabra “crítica” quiere decir atacar el carácter o la reputación de una persona que no está presente o, hablar calumniosamente de alguien que está ausente. A menudo, alguien que está criticando se escucha con la racionalización de que el perpetrador es un amigo que necesita una caja de resonancia porque está sufriendo. El oyente cree que se puede dar un consejo. Pero tales conceptos son contrarios a la instrucción de la Palabra de Dios. Las conversaciones maliciosas sobre alguien que no está presente no intentan resolver el problema. Es ejercer el pecado. Nuestra respuesta debe ser dejar que el culpable sepa con certeza que es un error y que no queremos ser parte de dicha conducta. En 2 Corintios 12: 20-21, el apóstol Pablo advirtió que daría una respuesta aún más fuerte a los que calumnian o difaman a otros. Él públicamente “lloraría a muchos”. ¿Qué piensas? ¿Confrontar el calumniador a la manera de Dios, disuadir tales acciones pecaminosas y tal vez ayudar en la salud de la iglesia local? Si has sido culpable de criticar a otro, esta es tu oportunidad de glorificar a tu Salvador. Sugerimos que detengas esta acción de inmediato y, ya sea en el pasado o en el presente, te disculpes, sin excusa, con la persona que victimizaste. Cuando escuches criticas, elije responder como se indicó anteriormente. Serás parte del problema o de la solución. A partir ahora, ¿quién serás?