Audacia ante Dios – Efesios 3:12

by Pastor John Fredericksen

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Incluso en nuestro mundo permisivo e informal, existen protocolos estrictos de conducta cuando uno se encuentra con la Reina Isabel, la Reina de Inglaterra. Se espera que los súbditos británicos se inclinen o hagan una reverencia mientras la Reina se acerca. Uno nunca debe iniciar el contacto físico, un beso, un abrazo o incluso un fuerte apretón de manos. Solo si la Reina extiende su mano, la persona tendrá permiso de colocar suavemente su mano en la de la Reina. También se le dirigirá como “Su Majestad”, y nunca se involucrará en un diálogo prolongado a menos que la Reina le solicite la conversación.1

En los días bíblicos, estar en presencia de un Rey era mucho más restrictivo y temeroso. Cuando Nehemías era siervo del Rey Artajerjes, y se sintió entristecido al saber que Jerusalén había sido destruida, el Rey se dio cuenta y le preguntó por qué estaba triste. Nehemías escribió: “Entonces tuve muchísimo temor” (Nehemías 2:2). Se esperaba que los sujetos estuvieran perfectamente contentos en presencia de su Rey persa. Hacer lo contrario podría ser fatal. Del mismo modo, la Reina Ester sabía, como todo el reino del rey de Babilonia, que, si uno entraba en presencia del Rey sin ser convocado, la ley de la tierra requería una sentencia de muerte inmediata, a menos que el Rey extendiera su cetro a forma de misericordia (Ester 4:11). Afortunadamente, el Rey de Reyes, el Señor Jesucristo y Dios el Padre, gobiernan sobre sus súbditos hoy en día de manera muy diferente a los antiguos Reyes humanos. El amor y la gracia son el estándar de Dios. El apóstol Pablo lo describió de esta manera: “En él tenemos libertad y acceso a Dios con confianza por medio de la fe en él” (Efesios 3:12). Los creyentes no tienen que esperar para ser convocados a la presencia de Dios. Somos libres de acercarnos “… pues, con confianza al trono de la gracia para que alcancemos misericordia y hallemos gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16). Los creyentes de hoy no deben temer la ira ni la retribución cuando entramos en la presencia de Dios en oración. Debemos venir con audacia y confianza, sabiendo que hemos sido invitados e instruidos para hacerlo. La base de nuestra confianza está únicamente en los méritos del Señor Jesucristo. Por lo tanto, el Dios Todopoderoso, el Creador y Sustentador del universo, nos da la bienvenida para venir a Él continuamente con acceso sin restricciones.

Cada creyente debe estar extremadamente agradecido por este tipo de libertad y debe usarla continuamente. Agradece a Dios hoy por su amorosa disponibilidad, y acude a Él frecuentemente para una dulce comunión. Él te está esperando.