El aumento en la tensión mundial y la tendencia actual de los acontecimientos en el Medio Oriente siempre han llenado de temor a muchos, e incluso hay creyentes sinceros en Cristo que temen que tal vez la “Gran Tribulación” de la profecía, con todos sus horrores, esté cerca.
De hecho, es cierto que incluso las epístolas de Pablo advierten a este mundo del juicio venidero. “…El Día del Señor”, dice, “así viene como ladrón en la noche”.
“Porque cuando digan, Paz y seguridad; entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta; y no escaparán” (I Tes.5:2,3).
Pero antes de que llegue este tiempo, el Señor llamará a sus embajadores, como nos dice el apóstol en el siguiente pasaje:
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero:
“Entonces nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
“Por tanto, consolaos los unos a los otros con estas palabras” (ITes.4:16-18).
Este es el acontecimiento con el que se cerrará “la dispensación de la gracia de Dios”. Luego seguirá “el día de Su ira”, pero incluso cuando Pablo continúa hablando de esto en el pasaje que sigue, asegura a los miembros del Cuerpo de Cristo que no serán incluidos entre aquellos a quienes el Señor vendrá como “ un ladrón en la noche”.
“Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Vosotros sois todos hijos de luz… Dios no nos ha puesto para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros… Por tanto, consolaos juntos…” (ITes.5:4-11).