San Pablo, en su Epístola a los Romanos, se refiere a aquellos que reciben “la abundancia de la gracia” y “el don de la justicia” (Rom.5:17) que Dios en amor otorga a todos los que confían en Su Hijo para la salvación. .
La Biblia declara que ningún hombre puede quedar sin ser condenado ante los ojos de Dios, el Juez de todos, a menos que reciba la justicia como el don de la gracia de Dios.
Citando de los Salmos, el Apóstol dice en Romanos 3:10; “Escrito está, No hay justo, ni aun uno”. Es por eso que Pablo se compadeció de aquellos que continuaban andando “para establecer su propia justicia” (Rom.10:3). Él sabía que su lucha era completamente inútil, que necesitaban ser salvados (ver versículo uno).
Demos gracias a Dios que el Señor Jesucristo tomó la condenación y el juicio de nuestros pecados sobre Sí mismo en el Calvario para que Su justicia nos sea imputada por gracia a través de la fe. Respecto a la justificación de Abraham ante Dios, el Apóstol dice: “¿Qué dice la Escritura? Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia” (Romanos 4:3).
La justificación de Abraham, por supuesto, se basó en el hecho de que Cristo iba a morir por el pecado, pero la muerte de Cristo ya pasó; es un hecho histórico. Así, la justicia ahora se proclama a través de Cristo y se ofrece a todos como un regalo. “Siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Rom.5:8). “Dios lo hizo pecado por nosotros… para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (II Cor.5:21).
Pero debemos recibir esta justicia como un regalo, porque “al que no obra, pero cree en aquel que justifica al impío, SU FE le es contada por justicia” (Romanos 4:5).