La mayoría de nosotros sentimos que estamos en un juego de Pac-Man de la vida real. Nuestras responsabilidades constantemente nos persiguen, amenazando con engullirnos. Mientras nos ocupamos de muchas cosas, sabemos que debemos administrar nuestro tiempo cuidadosamente y luego correr rápidamente en otra dirección. El verdadero truco es saber dónde colocar nuestras energías y por cuánto tiempo.
El Señor sabe que a menudo estamos en conflicto con múltiples responsabilidades que compiten por nuestro tiempo: trabajo, crianza, familia extensa, trabajo en el hogar o en el jardín, pago de facturas, compras de comestibles, educación, lavandería, cocina y ejercicio por motivos de salud. Estas son solo algunas de las responsabilidades. Luego, también agregamos intereses opcionales, como deportes, salidas sociales, organizaciones de voluntarios, pasatiempos y actividades de ocio. El Señor sabe que manejar nuestro tiempo y nuestras responsabilidades puede ser algo difícil de equilibrar. Para ayudarnos a poner todo en perspectiva, nos da un principio prominente para recordar en Efesios 5:16. Debemos estar continuamente “redimiendo el tiempo porque los días son malos”. La palabra “redención” significa “comprar”. En otras palabras, debemos estar sabiamente comprando, o usando, el tiempo que Dios nos ha dado para cosas que importarán en la eternidad. ¡Esta debe estar entre nuestras principales prioridades! Hay una cantidad muy limitada de tiempo para proporcionarles a nuestros hijos las verdades de la Palabra de Dios, incluyendo la salvación, mientras que sus corazones son tiernos. Debemos volver a comprar o aprovechar esta oportunidad. Es posible que solo tengamos una pequeña oportunidad de hablar con un alma perdida en el trabajo antes de que nosotros, o ellos, de repente nos hayamos ido. Debemos comprar la oportunidad. Si nuestra iglesia local va a sobrevivir, necesita nuestro compromiso de que participaremos en nuestro ministerio lo más que podamos. Debemos comprar el tiempo para servir en nuestra iglesia, mientras que nuestra salud todavía nos permita hacerlo. La verdad es que nuestra vida llegará a su fin en lo que parece ser un destello. Debemos comprar oportunidades para dejar un impacto espiritual y ganar una recompensa eterna. Cuan trágico es que, para muchos, la vida se desperdiciará en cosas egoístas, temporales y olvidables que no tienen valor eterno. En el Asiento de Bema, desearemos haber elegido redimir nuestro tiempo con prioridades espirituales.
Como arena en un reloj de arena, nuestro tiempo se está acabando y puede terminar pronto. Un creyente sabio dijo una vez, “Solo tenemos una vida, el tiempo pasará pronto, pero cristo perdurará”. Mira tu vida cuidadosamente. A partir de hoy, ¿qué puedes hacer para utilizar mejor tu tiempo?