Un Cristiano, cuya esposa fue hospitalizada por una dolencia que ponía en peligro su vida, realizó una publicación en Facebook, dijo que él no podía orar por estas necesidades físicas porque el patrón paulino solo permitía orar por cosas espirituales. Además, él no creía que Dios pudiera intervenir en las necesidades físicas de las personas. De manera similar, un amigo cristiano nos contó que, cuando le diagnosticaron cáncer a su maestro bíblico favorito, dijo: “Sabía que no debería orar por su bienestar físico, pero lo hice de todos modos. Simplemente no pude evitarlo”.
En la mente de muchos hay confusión sobre lo que es aceptable ante el Señor para ser incluido en nuestras oraciones. Afortunadamente, la Palabra de Dios nos da un abundante testimonio. Filipenses 4:6 nos alienta a “Por nada estén afanosos; más bien, presenten sus peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”. Aquí tenemos instrucciones de orar por todo, incluyendo las necesidades físicas. Cuando Epafrodito estaba “enfermo de muerte” (Filipenses 2:27), Dios ciertamente intervino porque Pablo dijo, “pero Dios tuvo misericordia de él”, y lo curó en salud para que pudiera reanudar el ministerio (vs.27). La Palabra de Dios indica que es correcto orar por cosas circunstanciales y que el Señor también responde con frecuencia a estas solicitudes. Pablo dijo que oró para estar “bien encaminado” a Roma (Romanos 1:10). También pidió que otros oraran por él ” para que yo sea librado de los desobedientes” (Romanos 15:31), “a fin de que el Señor nos abra una puerta para la palabra para comunicar el misterio” (Colosenses 4:3), y para “que seamos librados de hombres perversos y malos” (II Tesalonicenses 3:2). El apóstol Pablo además confirmó claramente que Dios había respondido las oraciones de los santos por necesidades físicas o circunstanciales. Cuando describió su persecución como tan severa que llegó “hasta perder aun la esperanza de vivir” (II Corintios 1:8), aseguró a los santos: “Ustedes también [estaban] cooperando a nuestro favor con ruegos” (v.11). II Timoteo 3:10-11 es aún más claro, diciendo: “Pero tú has seguido de cerca… mis persecuciones… y de todas me libró el Señor”. Estos patrones en la oración continuaron en la enseñanza de Pablo hasta el final de su vida. Cuando se refirió a sí mismo como ” Pablo, anciano” (Filemón 1:9) les dijo a los santos: “… pues espero que mediante las oraciones de ustedes yo les sea concedido” (vs.22).
Aférrate a la práctica de orar por todo. No te despojes de la comodidad e intervención divina que te daría el Señor. ¡Ora por todo!