Un hombre de unos 50 años había trabajado durante décadas en la ciudad de Nueva York. Su novia había sido asesinada en las calles, y él había sido asaltado severamente en varias ocasiones. Estos eventos le provocaron un ataque de nervios. Con pocos recursos económicos, regresó a Florida, donde su hermano y su cuñada lo acogieron. Durante casi treinta años, vivió en un departamento que le proporcionaron, usó su lavandería y hasta le dieron un automóvil nuevo. En un sentido muy real, sostuvieron sus necesidades cuando era incapaz de hacerlo por su cuenta.
Los dos capítulos finales de Apocalipsis nos dan una nueva mirada hacia un estado eterno de existencia para los judíos redimidos. Mientras leemos estos detalles, ten en cuenta que, en principio, es probable que haya un paralelo entre los miembros del Cuerpo de Cristo que ocuparán los cielos. Al describir el futuro de la Nueva Jerusalén en la eternidad, Juan lo describió como la morada del ” Señor Dios Todopoderoso, y el Cordero” (Apocalipsis 21:22). La implicación obvia es que los habitantes judíos vivirán para siempre en la presencia de Dios. El versículo 23 dice que la “La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna, para que resplandezcan en ella; porque la gloria de Dios la ilumina”. No dice que no habrá ni sol ni luna; solo que no son necesarios para la luz porque la gloria de Dios será toda la luz que se necesite. “Un río de agua de vida” (Apocalipsis 22:1) fluirá “del trono de Dios y del Cordero”. No hay razón para no tomar esto de forma literal y verlo como el sustento de vida en la eternidad.
Juan también vio el “árbol de la vida, que produce doce frutos” (Apocalipsis 22:2). La última vez que leímos acerca del árbol de vida fue en el Jardín del Edén. A Adán y a Eva se les prohibió comer de los frutos del árbol porque no podían tener vida eterna antes de tener fe. Aparentemente, este árbol sostendrá perpetuamente la vida sin fin y la nutrición de las personas. Los redimidos también se ven reinando con Cristo “por los siglos de los siglos” (vs.5), lo que implica una actividad significativa y plena para la gloria de Dios.
Estos santos serán literalmente sostenidos por el poder y la provisión de Dios. Hasta llegar a ese estado eterno, deberán confiar constantemente en Dios para su bienestar físico y espiritual. Hoy en día, también debemos depender de Dios para esto.